lunes, 15 de mayo de 2017
EMMA-ROSA DIAS - THE DEVIL (2016)
lunes, 25 de abril de 2016
MY FAVORITE - CHRISTINE ZERO / KILLED FOR KICKS: SINTETIZADORES, SAXOFONES Y NOSTALGIA COMO RESISTENCIA
Las estrellas miran fijamente hacia abajo
Pero no interceden
Lo mejor que pueden hacer es seguir brillando mientras sangras
Su brillante ojo se volvió negro
Así que te arrastraste hasta el centro comercial con un cuchillo en tu espalda
¿Qué es lo que pasa contigo, chico?
Asesinado por diversión
Te veo frecuentar este pueblo, sí
Pero no te pueden encontrar en ninguna parte
Asesinado por diversión
Un suicidio en reposo, el tuyo
A la espera de sabe dios qué
Eres una sombra
Que se proyecta a sí misma
Plegada entre las páginas y puesta de regreso en el estante
Aquellos veranos siameses
De canciones no cantadas
Oscuramente amanece de tu parte, nunca fuiste joven
¿Qué fue lo que pasó contigo, chico?
Asesinado por diversión
Estás en la disco hasta que amanece, sí
Bailas como si trataras de nacer
Asesinado por diversión
Entre los destellos estroboscópicos, tú
Pasas de Ícaro a Jobe
Oh, no busques tu perdición
Pues ya estás solo
Ni siquiera hay una palabra para lo que
serías después
Asesinado por diversión
Te veo frecuentar este pueblo, sí
Pero no te pueden encontrar en ninguna parte
Asesinado por diversión
Un suicidio en reposo, el tuyo
A la espera de sabe dios qué
Oh, Johnny, Johnny, Johnny, Johnny, Johnny, Johnny
deberías dar un paseo por tu cuenta
Nadie puede verte llorando en la lluvia
Oh, Johnny, Johnny, Johnny, Johnny, Johnny, Johnny
Dijeron que "nunca caminarías solo"
Porque pensaron que creerías cualquier cosa
Oh, Johnny, Johnny, Johnny, Johnny, Johnny, Johnny
deberías dar un paseo por tu cuenta
Nadie puede verte (corre! corre! corre!) llorando en la lluvia
Oh, Johnny, Johnny, Johnny, Johnny
Escúchame
Dijeron que "nunca caminarías solo"
Porque pensaron que creerías cualquier cosa
sábado, 4 de julio de 2015
DOS MILLONES DE VOCES: LA DIVISIÓN NORTE/SUR EN LA MÚSICA DE CALIFORNIA DURANTE LOS AÑOS SESENTA
domingo, 14 de junio de 2015
DOS MILLONES DE VOCES: BOB STANLEY Y LOS SINGLES DE 7 PULGADAS
Bob Stanley explica por qué gastaría £100 en una canción que odia, sólo para conseguir el formato táctil más hermoso: el single en vinilo de 45 rpm.
El single de 45 rpm, la negra y dura pieza central de la revolución adolescente, cumple sesenta años el próximo martes. Algunos pueden argumentar que su ascenso y caída refleja la edad de oro del pop. Echar un vistazo a un single de 1957 del sello London, con las letras de oro, o a los ángulos y manchas DIY de un lanzamiento de 1979 de Rough Trade puede aumentar el pulso, causar sentimientos de nostalgia, orgullo, envidia. El 45 es fácil de amar. Hay más de ellos en las tiendas que los que había hace diez años, sin embargo es difícil pensar en los 45s del siglo veintiuno como algo más que una novedad, una concesión a la pretensión del indie kid que es irrelevante para la mayoría de los consumidores de música.
Cinco décadas atrás fue, sin duda, fundamental para el estilo de vida adolescente. Podías hablar de discos antes del colegio, entre las clases, durante el almuerzo. Después de la escuela, los únicos lugares donde podías escuchar rock'n'roll eran los bares de café. La máquina de discos en la esquina contenía los 45s de Gene Vincent y Chuck Berry que ansiabas, las grabaciones que no se te permitía tocar en los nuevos y caros radiogramas de tus padres (te quedabas con el gramófono a cuerda de 78 rpm si tenías suerte) Unos pocos años más tarde y podías hacerte de un Dansette con un eje para apilar tus 45s, el único modo de proveer un sountrack a tu fiesta de dieciséis.
Llegada la era punk, los 45s estuvieron de lado de la siguiente generación de los suburbios, en un formato R'n'R de regreso a los orígenes, que destrozaba lo progresivo y era demasiado feroz para sonar en la radio. En los 80 estaban los singles de los Smiths, tan perfectamente empaquetados, tan estéticamente deseables en comparación a la música favorita de entonces (Brothers In Arms de Dire Straits en disco compacto) Cuando Mr. Vain de Culture Beat la rompió y llegó al número 1 sin ningún soporte de siete pulgadas en 1993, la época dorada de los 45s llegó a su fin. Los años siguientes fueron un periodo de transición en que el francamente feo CD-Single y el "cassingle" mandaban antes de los albores del nuevo siglo, e Internet finalmente confinó el 45 a un lindo estado de reliquia.
En 1949, RCA Victor no pensaba en alimentar a chicos hambrientos de vinilo, o en cómo Mr. Vain eventualmente arruinaría la fiesta. Todo lo que pensaba era en cómo contrarrestar el nuevo vinilo de 33 rpm del sello Columbia, lanzado a mediados de 1948, con un formato distinto y diferente maquinaria. Los tocadiscos de 45 de RCA se conectaban en la parte trasera de tu radio, con gusto y pocos medios, pero necesitabas una máquina aparte para tocar tus álbumes, un estado de las cosas que duró un par de años antes de que RCA y Columbia decidieran compartir sus tecnologías.
El primer single de todos fue una grabación country hecha por Eddy Arnold llamada Texarkana Baby. Arnold era manejado por el Coronel Tom Parker, quien vio a otro de sus clientes, Elvis Presley, firmar para RCA Victor en 1956. Texarkana Baby fue prensado en un poco común vinilo verde; RCA pensó que, en la guerra de los formatos, necesitaban una novedad, y por eso prensaron música country en vinilo verde, música infantil en amarillo, clásica en rojo, y música de "raza" (rhythm and blues) en "cereza", o lo que parecía naranja para el americano promedio. El pop genérico era lanzado en negro genérico.
En su comunicado de prensa RCA describió el 45 como "la mejor grabación jamás hecha" y aseguró que "más de 150 singles o 18 sinfonías caben en el espacio de un pie longitud en la estantería", lo que parece una absoluta mentira. En Gran Bretaña, de algún modo por detrás de los EE.UU., el single no se introdujo hasta noviembre de 1952, cuando EMI lanzó un puñado de 45s de música clásica en rojo oscuro de aspecto deseable bajo el sello HMV. El mismo mes, la New Musical Express lanzó el Hit Parade de los singles más vendidos, todos los cuales eran a 78 rpm. EMI muy rápidamente se dio cuenta que el tiempo de reproducción de tres o cuatro minutos era mucho más adecuado para el pop que para la música clásica y en marzo de 1953 HMV, Columbia, Parlophone y MGM lanzaron, respectivamente, I'm Yours de Eddie Fisher, Blue Tango de Ray Martin, Out Of The Gallion de Humphrey Lyttelton, y A Couple Of Swell de Judy Garland y Mickey Rooney como sus pistoletazos de salida. A finales del año, EMI había lanzado cerca de 300 títulos y las materias primas para una revolución vinieron juntas.
Según su panfleto promocional, RCA había descubierto "el artefacto que la escuela ama" ya en noviembre de 1949 ("pequeños y atractivos discos que pueden deslizar en sus bolsillos, van a por el precio más bajo a la nueva velocidad, van por el pequeño disco que encaje en el estante al lado de sus novelas de bolsillo"). La desechabilidad del 45 portátil se reflejó en la funda de papel delgado y la falta de vistosidad del arte de portada que acompañaba al álbum. La apariencia y el sentir de las casas disqueras por tanto se convirtieron en un código adolescente secreto, y ciertos sellos pertenecían a ciertos grupos. Los Beatles tenían la etiqueta negra de Parlophone con su logo de libras (¿para significar que fueron acuñados?); los Kinks estaban en la adecuadamente visionaria etiqueta rosada de Pye; los Rolling Stones eran los reyes de la etiqueta azul oscuro de Decca, con su curioso logo de una oreja gigante, alojada en una funda de rayas naranjas y blancas. Las etiquetas "A" rojas en EMI de las copias promocionales de mediados de los sesenta eran verdaderas obras de arte popular, muy apreciadas por entonces y ahora por los snobs del pop.
Llevado por la necesidad del músico de rock de "extenderse", y por el aumento de grupos de solo álbumes como Led Zeppelin, el single fue más bien marginado en los años 70. Su segunda llegada estuvo inspirada por el punk, no solo porque llevó a la música que se degusta de un bocado a ponerse de moda otra vez y rechazó las sinfonías de rock lideradas por el mellotrón, sino porque revitalizó el aspecto de los 45s. Para 1976 casi todo el mundo en el pop se había vuelto perezoso. El Glam era un recuerdo que se desvanecía, las listas estaban atascadas con novedades (The Wurzels, Demis Roussos) y country eficiente de la talla de Billie Jo Spears y JJ Barrie. De hecho, incluso los compradores de discos se volvieron descuidados (¿de qué otra manera explicar que un single country de una banda holandesa, el tedioso Mississippi de las Pussycat, pasara un mes en el número uno? Difícilmente podrías culpar a las discográficas por empaquetar estas tonterías con las más básicas y feas etiquetas de plástico y pegarlas a simples bolsas blancas. Hasta Anarchy In The UK, publicado en diciembre de 1976, vino en una ramplona funda de papel.
Si los nuevos sellos independientes de punk querían destacar, entonces, la solución era simple: Stiff lanzó New Rose de los Damned, New Hormones publicó el Spiral Scratch EP de los Buzzcocks, y ambos vinieron en fundas con imágenes. Contrarrestando a los indies con retraso, la discográfica grande Elektra puso en la calle My Best Friend's Girl de los Cars en un vinilo con la imagen de un carro y obtuvo un éxito en el número 3. El público se volvió loco por los 45, comprando más en 1978 que en cualquier otro año; antes de fin año, incluso Mary's Boy Child de Boney M tenía ventas por anticipado de medio millón y sigue siendo el décimo single jamás vendido del Reino Unido.
Posiblemente los compradores de discos estaban hipnotizados por los vinilos de colores giratorios que se introdujeron en Top Of The Pops. Estos, se supo recientemente, fueron robados por Maggie Philbin de Swap Shop cuando los créditos iniciales cambiaron, y acaban de ser vendidos en eBay. Yo hubiera duplicado el precio, fuera cual fuese.
viernes, 5 de junio de 2015
INVIERNO: SOÑANDO QUE MAÑANA NO SEA IGUAL
Medio año ha pasado y el frío por fin se deja notar aquí donde vivimos. Las cosas no han cambiado mucho realmente. Seguimos yendo a trabajar los sábados, aún tenemos la sangre hirviendo, todavía necesitamos pop ruidoso y soul lleno de vida que nos salve del marasmo diario. Los ideales, eso sí, están intactos. Pero esta llovizna a media tarde... estos anocheceres prematuros... los porqués en el fondo del café, bajan nuestras revoluciones y entonces necesitamos descansar un poco. Para momentos como esos, y para todos los que quieras, te dejamos cuatro proyectos musicales alojados en bandcamp que nos acompañan desde que empezamos a sacar ropa algo más gruesa del ropero otra vez. Que se trate, casi por completo, de voces femeninas es una coincidencia muy feliz. Y muy cálida.
OCTAVIA DE CÁDIZ - NO IMPORTA
Siento vulnerabilidad en su manera tímida y sencilla de rasgar una guitarra, susurrando letras íntimas pero directas, como temiendo despertar a todos en casa con sus canciones. Porque las publica, además, cada dos años y siempre bajo ese nombre robado de un libro que ya conoces, junto a una lámina escolar. Esta nula exposición, cosa rara en nuestra ciudad, hace que su tristeza y fragilidad no parezca algo impostado. ¿Quién es ella y por qué sentimos que necesita seguir protegiéndose así? Hasta que lo sepamos, solo escúchala.
MERCURY GIRLS - DEMOS
Este cuarteto de jangle pop de Filadelfia poco a poco se está haciendo de un nombre en el circuito de bares y conciertos de Nueva York simpatizantes con el pop independiente de los primeros años noventa. Con apenas doce meses de formados y sin tener aún nada grabado oficialmente ya han sido parte del NYC Popfest de este año, celebrado hace unos días. Basta notar el inspirador "A Day For Destroying Things" en su página de facebook y bandcamp para saber por dónde van los tiros. Lluvia cristalina bajo la cual bailar feliz por apenas dos minutos. Así de efímera es la belleza. Pero para eso se inventó el repeat.
COSAS QUE HACEN BUM! - TOMANDO LA HABITACIÓN
Confieso que, durante meses, tuve la actitud snob de mantenerlos en secreto, cuando di con ellos leyendo por aquí y por allá acerca de uno de mis libros preferidos. Y no me arrepiento. Pero el autor de Cosas Que Hacen Bum! hace poco hizo pública la felicidad que le provoca que una banda pop se haya bautizado igual que una de sus novelas. Así que aquí están ellos, cinco granadinos artesanos de la canción, sonando tanto a mediterráneo como a cuatro paredes. Soñando, inútilmente, que nos devuelvan todo.
NELEONARD - CASI CUELA
Las tres referencias anteriores tienen opción a libre descarga pero no ésta. Será que se trata de un lanzamiento oficial bajo una discográfica ya consolidada. Sea como fuere, tras un par de vueltas ya había decidido que una copia de este bonito siete pulgadas color blanco cruzara el charco. Porque a pesar de compartir la misma sobriedad y un sonido alineado a referentes ya conocidos como el chamber pop y el donosti, ambas caras son al mismo tiempo diferentes en su espíritu. Mi favorita, la que da nombre al single, sorprende por cómo fluye sin esfuerzo del ánimo festivo con que empieza hasta llegar a una pena difícil de explicar. Cuando una de las dos chicas de este sexteto canta con dulzura "y si vuelves junto a mí / prometo hacerlo bien" juro que me quedo en pause casi sin darme cuenta. Es como un imán. Y el momento más descorazonador que he escuchado en un disco en lo que va del año. Ojalá pronto llegue a casa. Nada me gustaría más que tener su blanca palidez cerca a mí.
lunes, 25 de mayo de 2015
GARNET MIMMS - LOOKING FOR YOU (1965)
Buscándote, en todas partes
Extraño el roce de tus dedos
La llama ardiente de tus dulces labios
¿Cómo puedo seguir así?
Nena, te necesito
Buscándote, en todas partes
Desde el día en que me dejaste
solo encuentro solitarios recuerdos
Y pienso en cómo solía ser
Nena, te necesito
Me detengo en los lugares a los que solíamos ir
Pregunto si te han visto y nadie lo sabe
Te busco por la calle, arriba y abajo
Nena, te necesito
Por eso estoy
buscándote, en todas partes
Hay un dolor dentro de mí
porque te necesito tan desesperadamente
Quiero más que recuerdos
Nena, te necesito
Por eso estoy
buscándote, en todas partes
viernes, 22 de mayo de 2015
MEMORIAS SÓNICAS: HISTORIAS EN SIETE PULGADAS (2013)
"El entusiasmo y la pasión son un tipo de naturaleza que tiende a crear cosas hermosas, o a explicarlas de una manera muy intensa y muy sincera. Me interesa muchísimo más un tío hablándome de hípica, emocionado, que un patán hablándome de los Who, sin ninguna emoción y recitando clichés."
Con las excepciones de honor, cada vez me tomo menos en serio cierta crítica musical. Y no porque no me guste leerla (¿a quién no le gusta echarse unas risas?), sino porque no me identifico con ella mucho que digamos. Su falta de personalidad hace que textos y firmantes sean intercambiables entre sí. Basta echar un vistazo a la sección musical de nuestro diario decano o al portal de actualidad de tu preferencia para identificar algunas de sus taras: ¿por qué debería bastarme la retahíla de influencias que mencionan (quizá copiada de alguna crítica extranjera, quizá porque hicieron bien la tarea) para hacerles caso y escuchar el disco que recomiendan, si esas mismas influencias se encuentran en cientos de otras bandas contemporáneas a la que reseñan? ¿Dónde está lo nuevo, si lo hay, o por lo menos lo que hace la diferencia? ¿Y ese afán de no quedar mal con nadie? ¿Y qué tiene que ver conmigo (y con muchísima otra gente, faltaba más) que un disco sea "seminal" o "importante"? ¿Discos básicos en la colección? ¿Por qué nuestras colecciones deben basarse en riffs calcados, letras impersonales o sinfonías rock con cero emoción y mucha pasividad?
Tampoco quiero alinearme en el bando contrario, el de la prosa de bloguerismo auto-indulgente y pueril, ese que solo se mira al ombligo y celebra cosas que no importan absolutamente a nadie, limitándose a enumerar sin contexto que valga la pena (los consabidos "oh, qué triste estoy", "soy tan único y especial", etc.). Solo digo que si hablamos de objetos emocionales, ¿no podemos mostrar también un poco de emoción siquiera? Sé muy bien que hay otras tantas personas que prefieren las enciclopedias, las "historias del rock", las líneas de tiempo con principio y fin que nunca se superponen, las marcas de instrumentos y el escándalo. El problema es que ambos enfoques no coexisten y parece haber solo una manera aceptable de escribir sobre música (similar a como hablaríamos de medicinas, por ejemplo), que no permite alterar el canon y su pedestal de dudosas vacas sagradas. Y quien rompe con ello es tildado de poco riguroso, polémico, fanático o fanzinero.
Felizmente de un tiempo a esta parte la balanza parece haberse movido un poco a favor de los que buscamos experiencias más cercanas a nuestra condición de fan, en lugar de la mera acumulación de información y datos (importantes, siquiera para repetirlos en bares y comentarios de facebook) Como antecedente ahí están las vívidas crónicas de Lester Bangs y el imprescindible Awopbopaloobop Alopbamboom, vigente a pesar de haber sido escrito en 1969 por un Nik Cohn de apenas veintidós años. En los últimos tiempos se han sumado, entre otros y con resultados variables, el breve pero intenso Cosas Que Empiezan Por O de Kevin Pearce (uno de nuestros libros favoritos), Giles Smith y su entrañable Lost In Music, y el divertido e iconoclasta Mil Violines de Kiko Amat (a quien pertenece la cita al inicio de este comentario) A tan digna lista sumamos ahora Memorias Sónicas: Historias En Siete Pulgadas, publicado por Contra, casa editorial que ha sabido balancear ambas maneras de enfocar nuestras canciones y bandas más queridas con cada una de sus publicaciones (la traducción al español de Lost In Music también fue editada por ellos)
Nacido por iniciativa de Ramón Rodríguez, voz y compositor principal de una banda tan necesaria como The New Raemon (hace unos meses lanzaron uno de los mejores LPs en lo que va del año), estamos ante un libro coral en el que participan veintitrés músicos españoles contemporáneos, contándonos acerca de sus discos más especiales. El resultado es más que estimulante. Y variado, dada la heterogeneidad de los álbumes seleccionados. Quién imaginaría, por ejemplo, que la cantante folk María Rodés ansiaba ser una Spice Girl junto a sus amigas de primaria. O que nuestro bienamado Refree, aquel orfebre de pop costumbrista y exquisito, defiende el Appetite For Destruction de Guns N' Roses con la misma capa y espada que tenía a los once años, cuando lo escuchó por primera vez. Los estilos elegidos al momento de echar a volar las palabras también son diversos, y por lo mismo no siempre muy logrados. Especialmente cuando se recurre a cierto aire onírico o de pretensiones poéticas, como lo hace la insoportable Maika Makovski con el Everybody's In Show-Biz de los Kinks y Javi Vega (de Maga) en el Pink Moon de Drake. Tampoco logran despegar aquellos que se conforman con describir y defender canción por canción; una pena innecesaria en el caso de El Último De La Fila, pues no hace falta que nadie nos convenza de lo grande que es Enemigos De Lo Ajeno. También se opta por construir conversaciones cotidianas donde el disco es apenas la música de fondo (Initials B.B. de Gainsbourg), o pequeñas ficciones con las canciones dirigiendo el accionar de los personajes (la sexual y casi inverosímil Live From A Shark Cage de Papa M). Hay hasta ejercicios de desdoblamiento, como el practicado por Ricardo Vicente (ex Tachenko y La Costa Brava) para el primer LP de The Band.
Los mejores resultados, sin embargo, llegan de la mano de los recuerdos de la adolescencia, o de cómo esta música, estos discos, sirvieron para hacer amistades eternas, conocer mejor a nuestros seres queridos o empezar a componer canciones propias. Casos como el de Ramón Rodríguez, cuyo amor por Sunny Day Real State le ha llevado no solo a conocer a sus músicos favoritos sino a convivir y tocar en directo con ellos, están narrados con tanta lealtad... O tanto respeto y cariño familiar, como el mostrado por Ricky Lavado (Standstill) cuando escucha el enorme Mediterráneo de Serrat junto a su hermano ("yo cuando canto esa canción no imito a Serrat, imito a mi padre") Aquí es donde el libro alcanza las cotas más altas y su razón de ser. Entre todos ellos, mis favoritos son dos textos muy diferentes en comparación pero escritos con sabiduría, nervio y gracia: Juan & Junior, por Francisco Nixon; y The People Who Grinned Themselves To Death de los Housemartins, por Nacho Vegas. Al primero le basta apenas tres historias mínimas y cotidianas para demostrar el gran ser humano que fue Sergio Algora durante los pocos años de vida que estuvo entre sus amigos, dándolo todo de sí antes que un paro cardiorrespiratorio lo volviera eterno. Cero sensiblería y sí mucha belleza. Respecto al segundo, es un puñetazo a las pretensiones de dos generaciones, la movida ochentera y el indie noventero español, que no quisieron inmiscuirse demasiado (sobre todo ésta última) en los problemas reales de su propio entorno. A diferencia de sus modelos foráneos, que con mucha magia popera y letras comprometidas (más no panfletarias) le cantaban más de una verdad a toda la clase dirigente. La (auto)crítica de Nacho Vegas es realmente como para ponerse de pie y, si eres músico, hacer algo al respecto (demás está decir que te hará pensar en lo vivido y escuchado de un tiempo a esta parte por estos lares)
Tenemos aquí veintitrés memorias (ilustradas por el mismo Ramón) que no se agotan con una primera lectura, no solo por la frescura y calidad literaria que puedas encontrar, sino también por ese name-dropping que tanto nos gusta. O más bien veinticuatro, si consideramos (y debemos) el prólogo de Miqui Otero, elegantísimo caballero a quien admiramos sin rubor por sus conocimientos y la gracia y entusiasmo con que los transmite. En todas, todas estas historias, hay por lo menos una frase sugerente que pinta de cuerpo entero a los que tratamos con material emocional intenso como los discos y, en general, con todo este asunto de la música en sus diferentes frentes (grupos, mixtapes, coleccionismo, viajes, amor) Por eso a veces me pregunto por qué hay gente que busca evitar esta clase de conexión entre canciones y personas, recuerdos o lugares. Pobres. Creen que están poniéndose a salvo, que están siendo listos evitando futuros arrepentimientos, cuando en realidad solo se niegan a enriquecer sus emociones. Quizá deberían dedicarse a coleccionar estampitas. Ya lo dicen en alguna parte de este libro: "tienes que ser imbécil para huir de la belleza como un prófugo de la sensibilidad".
Memorias Sónicas: Historias En Siete Pulgadas
Contra Ediciones, 2013
276 páginas, rústica
lunes, 18 de mayo de 2015
ALICE CLARK - I KEEP IT HID (1972)
En lo más profundo de mí
sé que todavía lo amo
Pero él nunca lo sabrá
porque yo nunca lo diré
O confiaré
que estoy pensando en él
Y deseando poder
caminar hasta él y decir:
"Cariño, ¿qué has estado haciendo?
Todavía te amo como antes
Ya sabes
Nada va a cambiarlo"
Pero siendo como soy
Lo ocultaré
Últimamente he visto
la mirada en sus ojos
Se me rompe el corazón
Me necesita tanto
para que lo deje en paz
en este momento
¿Por qué no puedo caminar
hasta aquel viejo muchacho?
Y decir:
"Cariño, ¿qué has estado haciendo?
Yo sigo amándote como antes
¿No sabes
que nada va a cambiarlo?"
Siendo como soy
Lo ocultaré
Tal vez algún día
Renunciaré a mi estúpido orgullo
No es nada bueno
verlo morir de esa manera
porque por dentro es el mismo chico
¿Por qué no puedo?, ¿por qué no puedo
caminar hasta
aquel viejo muchacho?
Y decir:
"Cariño, ¿qué has estado haciendo?
¿No sabes que sigo amándote como antes?
Oh, dios, sabes que nada va a cambiarlo"
Siendo como soy
Lo ocultaré
Siendo como soy, sí
Lo guardo muy, muy dentro de mí