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jueves, 1 de febrero de 2018

THE BARBARIANS - ARE YOU A BOY OR ARE YOU A GIRL (1965)

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Con "desafinados" me refiero a los coros en el cover de Mr. Tambourine Man, no a la instrumentación de todo el disco. Y aún así es una gran versión. El molde es desde luego la hecha por los Byrds el año anterior pero recuperando algo de la aspereza del original. Esto también se puede escuchar en el cover de House Of The Rising Sun especialmente en los primeros segundos, donde huyen del pie juntillas haciéndola un poco más interesante.

Creo que calificaría con 8 de 10 el álbum sino fuera por las bufonadas instrumentales de corta duración que bajan el promedio final. Valoro mucho el sentido del humor en una banda pero cuando está mejor encaminado. Por ejemplo el corte que da nombre al disco y con el que abren: Are You A Boy Or Are You A Girl es una de las mejores puyas, por un lado, hacia los que dos años después aún se empeñaban en copiar el look y sonido de la invasión británica (¡qué rápido avanzaba el Pop por entonces!) y, por el otro, al naciente flower power y sus amaneramientos. Junto a What The New Breed Say, canción que abre el lado B, es de lo mejor del LP y de lo que luego convino en llamarse garage sixties. Desenfado, inocencia, ganas de pasarlo bien, ritmo machacón, gritos y en conjunto un sonido catacúmbico (!) que llama a escucharlos una y otra vez.

The Barbarians supieron sacar provecho a esta vena humorística en el single siguiente: Moulty, tragicómico relato donde el baterista Victor Moulton canta cómo perdió la mano izquierda a los catorce años (seis años después fue incluida en el importante recopilatorio Nuggets) Fue el último single. No volvieron a lanzar más discos.

lunes, 15 de mayo de 2017

EMMA-ROSA DIAS - THE DEVIL (2016)


"The Devil" es un cortometraje dirigido y producido por Emma-Rosa Dias lanzado en agosto del año pasado, que celebra la música, la moda y todo el aesthetic de la escena Mod, homenajeando a sus creadores y a los que mantienen viva la llama hasta el día de hoy. No es la primera vez que la autora se encarga de esta subcultura. Gracias a su background multicultural y racial (madre Irlandesa administradora de una tienda de discos, padre angoleño, tío ingeniero de sonido, estancia en Alemania) ya nos había dado en el gusto con los mini-documentales Faces In The Crowd y For The Love of Mod, este último con versiones dedicadas a Londres y Tokyo.

Con The Devil estamos ante un manifiesto, hermoso en colorido y brevedad. Su atractivo reside no sólo en sus imágenes y palabras (escritas por el autor y personalidad mod Mark Baxter). Lo especial de este caso es que es el mismísimo Paul Weller, voz en off, quien nos narra qué es un mod y sobre todo, a pesar de las múltiples influencias y caminos abiertos a través de los años, qué es lo que nunca debe perder: la pasión, el entusiasmo, el ahora, el movimiento (mental y físico), la búsqueda constante sin perder las bases. "Seguir adelante es un deber, pero permaneciendo cerca de los códigos mientras lo haces".

Tres minutos llenos de prendas Fred Perry, Art Gallery (mis favoritos), Merc, Ben Sherman, Brutus. De baile y discos en siete pulgadas (The Hawk de los geniales Big Boss Man). De amigos y scooters. De gente de condición y edad muy diversa compartiendo todos un mismo ideal. No había sido subtitulado al español hasta ahora que me puse manos a la obra durante toda una noche (el acento inglés tendrá gracia pero también es un dolor de cabeza si quieres identificar palabra por palabra) para poder compartirlo en Facebook. Espero que lo disfruten y compartan. Mucho de lo que soy y lo que me gusta tiene que ver con esto.

★Allan
digiérelo, empápate, sométete al ímpetu

jueves, 14 de mayo de 2015

TORO Y MOI - WHAT FOR? (2015)

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Acercarse a los treinta no solo es tardar más en sobreponerse a las resacas o ver cómo tu línea capilar se va replegando con los años. ¿Qué estabas haciendo tú a los 28? Y, sobre todo, ¿qué pensabas? Chazwick Bundick parece haber llegado a esa edad en la que vuelves a recordar el colegio, los primeros conciertos como espectador, la simpleza de escapar un fin de semana al campo. Y es que desde los 22 años, poco tiempo antes de graduarse como diseñador gráfico, ha ido formando parte cada vez más de la electrónica independiente de primera línea, a tal punto que se le considera (junto a Neon Idian o su compañero de clases Washed Out) como responsable principal de la chillwave. Toro Y Moi, su proyecto unipersonal, nació como música electrónica generada por software de computadora casera a la que también añadía sampleos. Si uno revisa las fotos o vídeos de aquellas presentaciones tempranas encontrará a un chiquillo reproduciendo su música en vivo tal y como la había creado en su habitación: a solas rodeado de varios teclados y una PC. De ahí en adelante: giras, promoción en radio, entrevistas, festivales y toda actividad consecuencia de editar discos a los que muchos fans y portales especializados prestan atención. También fue sumando colaboradores en directo hasta conformar la banda que ahora le sirve de apoyo. Y con ellos ha terminado de dar forma a este cuarto disco.

El cambio es notorio. Bundick había trabajado en cada LP con nuevos sonidos (para él, claro), adaptando estilos diversos, pero la base seguía siendo netamente electrónica. Ahora, desde el saque, las composiciones parten de guitarra, bajo y batería. Un esfuerzo integral de banda que a primera vista podría parecer un cambio drástico en su dinámica de trabajo pero que no lo es tanto si consideramos que ya en sus primeras grabaciones (algunas de ellas disponibles en la compilación June 2009) el músico de Carolina del Sur hace nacer sus canciones sampleando instrumentos tradicionales mientras toca la guitarra. Por eso decíamos al comienzo que parece echar de menos aquellos primeros años de formación y experimentación musical. El resultado es su álbum más retro, algo que en él ya es bastante decir, con aproximaciones a géneros setenteros como el soft rock menos convencional (el Something/Anything? de Todd Rundgren, por ejemplo) y el soul más espacial (Shuggie Otis, o aquellos momentos más plácidos del Light Of Worlds de Kool And The Gang como Summer Madness y You Don't Have To Change) Y acomete toda esta nostalgia con lo aprendido hasta la actualidad: sigue siendo Toro Y Moi.


Si los treinta y seis minutos de What For? se disfrutan de un tirón es por la importancia que la melodía tiene en sus diez canciones. Cortes pop a la manera tradicional, lleno de ganchos reconocibles y estribillos. Empty Nesters fue el primer adelanto y es ya para nosotros fuerte candidata a mejor single del 2015. ¡Qué canción para más encantadora! Con una estructura basada en guitarras y sintetizadores, y un ánimo tan evocador que hasta cita a Weezer en la letra ("No hay nadie que destruya tu suéter") Curiosamente, es esa misma nostalgia ya no musical sino temática el principal problema del disco. No solo en título sino ya desde el comienzo del álbum, un sonido de motor en marcha que va ralentizándose, podemos advertir cierto escapismo emocional. Pero Bundick duda entre preocuparse del futuro o seguir añorando sus recuerdos y parece optar por no comprometerse demasiado con nada y nadie, solo vivir el instante y dejar que cada quien interprete a su manera unas letras por ratos demasiado vagas. Esta falta de compromiso resta peso emocional a lo que escuchamos. No es música superficial, desde luego, pero sí de una levedad que si llega a buen puerto es solo por el oficio, competencia y frescura de la banda y el propio Bundick. Un ejemplo muy claro es la bailable Spell It Out, adicitva en su toque constante de guitarra y falsetes en las voces pero con una letra que fracasa en su intento de profundidad debido a preguntas cada una más pueril que la otra.

Aún así, los momentos disfrutables son muchos más. En What you want, el primer corte, la confusión emocional se percibe como sincera ("sé paciente conmigo, no soy bueno manteniéndome al día") en sintonía con la banda. La ya mencionada Empty Nesters es encantadora no solo en su divertido clip promocional sino en su espíritu exultante lleno de vida ("whooo") y tarareos irresistibles. Y nunca antes Toro y Moi habían sonado tan llenos de soul como en The Flight y Lilly. Sobre todo en la segunda, ideal para cerrar los ojos y abandonarse por completo a este arrullo espacial con algo de desazón ("Ella es la única que él conoce, el resto de su cuerpo viéndola partir / Cada día es como este, ninguno lleva a ninguna parte") Half Dome, Run Baby Run y Yeah Right, las tres últimas canciones, ayudan a inclinar la balanza a favor del álbum. No solo en sus sonidos más evocadores y acogedores sino en la esperanza que estos transmiten. La promesa de que todo va a estar bien. "Tienes tantas cosas que hacer / Duerme mientras puedas / No puedo esperar a tomar otra decisión / Tal vez sabremos lo que queremos para entonces".

What For?
Toro Y Moi, 2015
Carpark Records

lunes, 19 de enero de 2015

BELLE AND SEBASTIAN - GIRLS IN PEACETIME WANT TO DANCE (2015)

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Cuando supe que Belle And Sebastian lanzaría un nuevo trabajo no sentí lo que cabría esperar de un fan enamorado de sus primeros cinco álbumes. Sucede que han pasado ya más de diez años desde el último de esos cinco. Calibraron nuevas influencias, adoptaron métodos diferentes de trabajo, ni siquiera hicieron ascos al loudness war. Tal y como tienen ellos todo el derecho de probar nuevos caminos y sonidos, yo por mi parte les daba la espalda sin ápice de culpa (y con cierta pena) mientras buscaba belleza en otras bandas y canciones. Así funciona para mí. Pero nunca les he perdido el rastro del todo. Quizá (no, quizá no, de hecho) por ese pasado sus nuevos LPs aún podían generar expectativa y, lo más importante y la razón por la que aún no les negamos el saludo, todavía lograban emocionarnos en contadas ocasiones (¿tres o cuatro cortes por disco nuevo, tal vez?). Me refiero en concreto a "I Did't See It Coming", la BELLÍSIMA canción de Sarah Martin con que empieza su penúltimo disco. No podía quitarme su melodía de la cabeza, la ponía a todas horas, se la dediqué a mi por entonces novia, veía una y otra vez el videoclip. Era dulce, frágil, había en ella una esperanza emanando a borbotones. ¿Por qué diantres, se preguntarán ustedes a punto de dejar de leer esto, hablo de una canción de hace casi cinco años? De lo que tendría que estar contándoles es acerca del nuevo disco de nuestra (ex) banda favorita de Glasgow. Sucede que, lo crean o no, gran parte de las intenciones de este fresquito Girls In Peacetime... pueden explicarse con el make me dance I want to surrender que como un mantra no deja de repetir Murdoch a medida que la canción avanza y mientras no para de bailar en el clip promocional.

Son esos versos los que repite antes de empezar con The Party Line, el primero de los avances del nuevo álbum, en el Festival de Pitchfork de octubre del año pasado. Se trata de una presentación reveladora. Si bien nunca fueron reacios a moverse sobre el escenario y hacer del concierto una celebración, lo que se ve son diversos y numerosos juegos de luces, gigantes siluetas danzantes como fondo de escenario, sintes a mansalva y constantes golpes de platillo similar a cualquier clímax discotequero. Aunque ahora la canción me encanta, lo primero que pensé fue si era otro remix, similar a los incluidos en el recopilatorio The Third Eye Centre. Buscando más canciones nuevas doy con Enter Sylvia Plath y viene el espanto. ¿Es Belle And Sebastian, la intro de un videojuego noventero o la alarma de un Nokia? La escena se repite pero es todavía peor: Stuart Murdoch lleva una keytar.

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Pocas semanas después era el turno de Nobody's Empire, segundo adelanto con vídeo y todo, y para entonces ya sabíamos el título del LP y la imagen de portada. Lo que nos lleva al otro tema del disco: la política. Incluso toda la banda se fotografía sosteniendo los diarios escoceses del 18 de septiembre, día del referendo para independizarse de Inglaterra (Glasglow fue una de las ciudades con mayor porcentaje de voto a favor, aunque finalmente ganó el "NO"). Murdoch se apresura en matizar: "Alguien tratando de hacer un disco político es alguien haciendo un disco aburrido. Es lo que la gente hace cuando ha renunciado a la vida y el romance". Ambos elementos están muy presentes en toda la carrera de Belle And Sebastian, incluso en proyectos fuera del grupo como God Help The Girl, la película que Murdoch escribió y dirigió el 2013. También lo está en este disco desde la primera canción, la ya mencionada Nobody's Empire. Se trata de su composición más personal a la fecha, contándonos de sus profundos problemas de salud durante la adolescencia, sus visiones a medida que sanaba, lo que lo llevó a componer canciones y cómo perdió al amor de su vida (así es, aún no olvida ni olvidará jamás a Isobel Campbell) Confieso que no vi mayor gracia al principio y no volví a escucharla hasta que se filtró el álbum completo.

Tras escuchar estos doce cortes uno entiende mejor lo que quisieron transmitir. Es de agradecer que Belle And Sebastian, y en especial su compositor principal, sigan interesados en los mismos personajes: jóvenes atribulados con el sexo, sus discos, libros, y la negación a crecer. No es para nada un disco político pero ahora intentan (intentan, dije) describir además cómo la política afecta la burbuja propia de la edad. Y han querido aunar tal sensación con el escape que ofrece el baile. No siento que lo hayan logrado del todo. Ambas ideas parecen desentendidas una de la otra a medida que avanza un disco por ratos demasiado largo (62 minutos en edición normal) Quizá lo logren al cien por cien algún día y para ello vuelvan a cambiar de productor. El elegido para este álbum fue Ben Allen (quien ha trabajado con Deerhunter, Washed Out, CeeLo Green y Animal Collective), responsable de casi la totalidad de beats y sintes en este trabajo. Donde se le nota más es en la controversial Silvia Plath. Como ya les dije, no caí en ella desde el principio. ¿Qué importaba que se tratara de la notable escritora norteamericana? Eso no hace mejor a una canción pop. Pero olvidaba que de eso se trata finalmente. Y en este disco no encontrarán nada más POP que esto.

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Definitivamente es la primera mitad del álbum es la que más me gusta. Nobody's Empire (líneas como "Si vivimos por los libros y vivimos por la esperanza/¿eso nos hace dianas para los disparos?/Ahora te veo, eres madre de dos niños./Eres una silenciosa revolución" es de lo más bonito en lo que va del año), el cuento de alienación llamado Allie, la fiestera The Party Line (que en una radio de aquí duró varios días en el top del ranking), la dulce The Power Of Three, The Cat With The Cream con el gato como lo único puro y digno en un hogar lleno de gente horrible, Enter Silvia Plath homenajeando el Eurodisco. De lo que sigue no podría decir mucho ya que suena derivativo por momentos. Ever Had A Little Faith, por ejemplo, es una canción de la época Tigermilk/Sinister... a la que no encuentro mérito para haberla rescatado. Today es, como todo mensaje de paz, soporífero al igual que The Everlasting Muse y su confusión de ideas. Solo Sarah Martin y la potente The Book Of You (bajo retumbante, solo de guitara) más el dueto de Murdoch con Dee Dee Penny de las Dum Dum Girls en la saintetiennesca Play For Today logran despertarnos, ésta última durante más de siete minutos que casi ni se notan.

Rechacé este álbum en un principio, ahora me gusta más que antes. Y para eso, felizmente, no tuve que darle tantas vueltas. Pero lo que queda es la misma sensación de hace años. Buenas canciones, bastante disfrutables, y otras de las que me voy a olvidar el siguiente mes. No he vuelto a enamorarme, pero Girls In Peacetime Want To Dance mantiene la atención sobre ellos. Con el rabillo del ojo, todavía.

Girls In Peacetime Want To Dance
Belle And Sebastian, 2015
Matador Records