jueves, 19 de abril de 2018

50 ANIVERSARIO: THE ZOMBIES - ODESSEY AND ORACLE (1968)

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Esta maravilla de pop barroco y semi sicodélico, grabado en Abbey Road, cumple hoy 50 años. Un LP lleno de bondades y virtudes cuyo único pecado es haber llegado demasiado tarde, algo mortal en una década de avances como los sesenta. Felizmente se le ha revalorizado a través de los años y puesto casi a la par de los clásicos de su generación gracias a su riqueza musical y profundidad temática. A la instrumentación estándar de rock se suman vientos, cintas al revés, flautas, coros a tres voces y en especial todo un arsenal de teclados (desde pianos y armonios a hammonds y mellotrones) para construir un pop por momentos positivo (la carta a una novia en prisión de Care Of Cell 44, la celebración del amor en I Want Her She Wants Me, y de la amistad de Friends Of Mine, la esperanza en el futuro de This Will Be Our Year) pero sobre todo baladas desoladoras (A Rose For Emily, basado en un cuento de William Faulkner), de amor no correspondido (Brief Candles) e infidelidad (Maybe After He's Gone), llenas de melancolía (Beechwood Park) e introspección (Hung Up On A Dream, mi preferida) que no rehúyen denuncias a la guerra (la fantasmagórica Butcher's Tale) y a las subculturas que devienen rápidamente en moda (Changes) Time Of The Season, el hit tardío que llegó al tope de las listas cuando la banda ya no existía, despide el disco con la banda haciendo lo posible por capturar lo mejor de toda una época, esforzándose hasta el inevitable fade out.

En fin, podría hablar de este álbum tanto como las veces que lo he escuchado (y lo he escuchado docenas de veces), como ahora, que gira en el plato mientras escribo esto, pero creo que ha quedado claro. Se trata de un trabajo musicalmente bastante remunerativo, exquisito y gratificante, que además está ligado a lugares, personas y momentos específicos de mi vida sin que por ello haya perdido la capacidad de asombrar y prometer. Y me gusta que cada vez más personas lo conozcan y aprecien, seguramente porque llegué tarde a él (2003) y no quisiera que nadie más lo haga.

lunes, 12 de marzo de 2018

LUIS LOAYZA: 22/09/1934 - 12/03/2018

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Solían referirse a él, las pocas veces que era nombrado, como un escritor alejado del foco público, esquivo, y de prosa exquisita, uno de los mejores narradores peruanos. Y no era exagerar. Su muerte hoy en París a los 83 años nos recuerda la importancia de una obra demasiado breve pero excelente, de la que recomiendo especialmente dos títulos, favoritos personales: el tomo de relatos Otras tardes, y la novela corta Piel de serpiente (publicada cuando apenas cumplía los 30 años) Se la compré a mi buen amigo Stuart Flores allá por el 2013 y fue el primer acercamiento que tuve a la narrativa de Luis Loayza.

Sirva su triste partida para recordar volverlo a leer.

domingo, 11 de marzo de 2018

35 ANIVERSARIO: THE STYLE COUNCIL - SPEAK LIKE A CHILD (1983)

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Un día como hoy hace 35 años (pero viernes, algunos días después de que yo naciera) The Cappuccino Kid lanzaba un Nuevo Manifiesto Modernista: afectación de negritud, perfección calzatoria, política de izquierdas y, quizá lo más importante, adaptar lo mod a la época que nos ha tocado, atentos siempre a lo nuevo, a lo moderno, y no simplemente estancarse en el pasado (que es importante, pero no más que el presente).

En otras palabras: la imperiosa necesidad de vivir nuestro tiempo. Bastó muy poco, apenas un par de vueltas, para asimilar estas instrucciones como propias.

¡Larga vida a The Style Council!


Tu cabello cuelga espléndidamente
Eres un auténtico en cada aspecto
Caminas por calles que no significan nada para ti
Crees que estás por encima de ellas y realmente no te culpo
Tal vez por eso hablas como un niño
Las cosas que dices como “soy tan libre y tan salvaje”
Y lo creo cuando me miras a los ojos
Me ofreces una vida (y nunca mientes)
Por lo menos la clase de vida que me hace sonreír
Tus ropas son limpias y tu mente es productiva
Se compra en la tienda donde sólo compra el mejor
Eres lo máximo y duro, y si sueno como un libertino
Probablemente es cierto pero al menos no hay sermoneo
Realmente me gusta cuando hablas como un niño
Las locas frases como "soy tan libre y tan salvaje"
Tienes que hacer un trato conmigo ahora
Una promesa que de alguna manera no vas a cambiar
De ninguna manera, ahora cómo
Pasas todo el día pensando en ti
Pasas toda la noche llegando a un acuerdo con ello
El tiempo y las condiciones construidas para domar
Nada dura con la edad, así dice la gente
Pero yo siempre trataré de sentir lo mismo
Realmente me gusta cuando hablas como un niño
Realmente me gusta cuando hablas como un niño
Tu manera de odiar el rango familiar y el archivo
Tu manera de estar tan orgulloso de ser tan libre y tan salvaje

jueves, 1 de febrero de 2018

THE BARBARIANS - ARE YOU A BOY OR ARE YOU A GIRL (1965)

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Con "desafinados" me refiero a los coros en el cover de Mr. Tambourine Man, no a la instrumentación de todo el disco. Y aún así es una gran versión. El molde es desde luego la hecha por los Byrds el año anterior pero recuperando algo de la aspereza del original. Esto también se puede escuchar en el cover de House Of The Rising Sun especialmente en los primeros segundos, donde huyen del pie juntillas haciéndola un poco más interesante.

Creo que calificaría con 8 de 10 el álbum sino fuera por las bufonadas instrumentales de corta duración que bajan el promedio final. Valoro mucho el sentido del humor en una banda pero cuando está mejor encaminado. Por ejemplo el corte que da nombre al disco y con el que abren: Are You A Boy Or Are You A Girl es una de las mejores puyas, por un lado, hacia los que dos años después aún se empeñaban en copiar el look y sonido de la invasión británica (¡qué rápido avanzaba el Pop por entonces!) y, por el otro, al naciente flower power y sus amaneramientos. Junto a What The New Breed Say, canción que abre el lado B, es de lo mejor del LP y de lo que luego convino en llamarse garage sixties. Desenfado, inocencia, ganas de pasarlo bien, ritmo machacón, gritos y en conjunto un sonido catacúmbico (!) que llama a escucharlos una y otra vez.

The Barbarians supieron sacar provecho a esta vena humorística en el single siguiente: Moulty, tragicómico relato donde el baterista Victor Moulton canta cómo perdió la mano izquierda a los catorce años (seis años después fue incluida en el importante recopilatorio Nuggets) Fue el último single. No volvieron a lanzar más discos.

lunes, 18 de diciembre de 2017

ANIMAL COLLECTIVE - FEELS (2005)

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No soy un gran fan de Animal Collective pero hice cola por casi seis horas para entrar a verlos en aquel concierto del 2008 (gratuito y por orden de llegada) El motivo: este álbum. Sabía de sobra que ya hace mucho no lo tocaban en vivo, la prioridad la tendrían canciones pasadas (que también me gustaban) y en especial las de su futuro disco (Merriweather..., quizá su último gran LP) pero igual fui. Y, a pesar del desorden en la cola, el creciente olor a marihuana entre el público y lo breve de la presentación, lo disfruté bastante. Aún conservo el flyer promocional.

Tres años después mi interés por ellos comenzó a disminuir y a día de hoy ya no sé en qué andan. El motivo no es que empezaran a gustarme otras cosas. Simplemente, y salvo alguna canción suelta, lo que editaron post 2011 no me pareció tan bueno. Hoy me he puesto el Feels luego de muchísimos siglos pasándolo por alto cada vez que decidía qué poner en el plato, y puedo decirles que me ha gustado tanto como en aquel 2006 cuando lo escuché por primera vez. O quizá hasta más, porque ya sé que no me van a emocionar de la misma manera. "Debes asegurarte ser feliz / cuando dejes algunos lugares", dicen ellos. Y tienen razón.

jueves, 8 de junio de 2017

PREFAB SPROUT - PROTESTS SONGS (1989)

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Prefab Sprout es una de mis bandas preferidas y Paddy McAloon, alma y motor del grupo, el responsable de varias de las mejores canciones que escuché en la vida. Ayer que cumplió 60 años recordé que su enfermedad degenerativa lo ha vuelto casi sordo y casi ciego, razón de peso para que abandone los conciertos y en general las apariciones públicas. A pesar de ello sigue componiendo y de vez en cuando suelta alguna canción (la última fue en marzo) Todavía me faltan un par de discos de Prefab Sprout en mi colección pero si he quedarme con uno ese sería "Protest Songs" (grabado en 1985 pero lanzado recién en 1989) Tomando una posición de resistencia desde el título mismo y en varias de las letras, y musicalmente a medio camino entre un bar de entre guerras y un club nocturno londinense en los ochenta, estamos ante un disco clasicista, de tono diferente a la extrañeza e inexperiencia del LP debut "Swoon" y la mirada a la radio de los más exitosos "Steve McQueen" y "From Langley Park to Memphis". De estos últimos comparte la precisión en la composición y arreglos aunque su naturaleza se muestra más íntima y cercana (parece mentira que haya sido grabado en tan poquito tiempo) Un álbum para cicatrizar, aleccionador y sabio. De final devastador con redobles de guerra en retirada, cada vez más espaciados hasta desaparecer. Mi copia es un ejemplar promocional para radio (algo no usual) que encontré en perfecto estado en Rivasmar meses antes de que la tienda cerrara definitivamente. Me lo regaló una chica con quien salí durante una corta temporada aunque después dejamos de vernos (algo sí usual) Por aquel entonces, inicios del 2010, yo recién empezaba a conocer a Prefab Sprout y a la actualidad debe ser el disco que más he escuchado de ellos. Solo espero que Paddy no empeore. Por lo que hizo en este álbum y en general en toda su carrera, merece mucho más que un feliz cumpleaños.

lunes, 15 de mayo de 2017

EMMA-ROSA DIAS - THE DEVIL (2016)


"The Devil" es un cortometraje dirigido y producido por Emma-Rosa Dias lanzado en agosto del año pasado, que celebra la música, la moda y todo el aesthetic de la escena Mod, homenajeando a sus creadores y a los que mantienen viva la llama hasta el día de hoy. No es la primera vez que la autora se encarga de esta subcultura. Gracias a su background multicultural y racial (madre Irlandesa administradora de una tienda de discos, padre angoleño, tío ingeniero de sonido, estancia en Alemania) ya nos había dado en el gusto con los mini-documentales Faces In The Crowd y For The Love of Mod, este último con versiones dedicadas a Londres y Tokyo.

Con The Devil estamos ante un manifiesto, hermoso en colorido y brevedad. Su atractivo reside no sólo en sus imágenes y palabras (escritas por el autor y personalidad mod Mark Baxter). Lo especial de este caso es que es el mismísimo Paul Weller, voz en off, quien nos narra qué es un mod y sobre todo, a pesar de las múltiples influencias y caminos abiertos a través de los años, qué es lo que nunca debe perder: la pasión, el entusiasmo, el ahora, el movimiento (mental y físico), la búsqueda constante sin perder las bases. "Seguir adelante es un deber, pero permaneciendo cerca de los códigos mientras lo haces".

Tres minutos llenos de prendas Fred Perry, Art Gallery (mis favoritos), Merc, Ben Sherman, Brutus. De baile y discos en siete pulgadas (The Hawk de los geniales Big Boss Man). De amigos y scooters. De gente de condición y edad muy diversa compartiendo todos un mismo ideal. No había sido subtitulado al español hasta ahora que me puse manos a la obra durante toda una noche (el acento inglés tendrá gracia pero también es un dolor de cabeza si quieres identificar palabra por palabra) para poder compartirlo en Facebook. Espero que lo disfruten y compartan. Mucho de lo que soy y lo que me gusta tiene que ver con esto.

★Allan
digiérelo, empápate, sométete al ímpetu

lunes, 25 de abril de 2016

MY FAVORITE - CHRISTINE ZERO / KILLED FOR KICKS: SINTETIZADORES, SAXOFONES Y NOSTALGIA COMO RESISTENCIA

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Conformado por amigos de la secundaria Sachem, My Favorite fue un grupo de pop independiente nacido en los suburbios de Long Island a inicio de los noventa. O debería decir "nacido de", pues esas calles, parques, escaleras y casas de extrarradio es el ineludible escenario donde nacen sus imágenes más poderosas y emotivas. Aislamiento adolescente y fiestas ruidosas. Auto-mitologización de cara a una realidad con pocas expectativas. Cine, música y literatura. Promesas de amor/amistad eterna y resignadas despedidas. La universalidad de este imaginario hace que My Favorite conecte con la parte nuestra más pura, la que probaba y veía y escuchaba todo por primera vez. Y nunca luego fue mejor que entonces. Es la parte que estábamos condenados a dejar atrás física más no mentalmente, el fantasma con el que viviríamos de ahora en adelante. Orgullosamente, además.

Esa primera formación llegó a su fin cuando la vocalista se marchó en septiembre del 2005. Los miembros restantes, un par de años después y con una nueva voz femenina, se reunieron bajo el nombre The Secret History. El sonido art-rock y temática con referentes más rebuscados y oscuros, hizo nacer algunas de sus mejores canciones, repartidas en dos álbumes y un EP cuasi conceptuales. Pero entonces, a comienzos del 2014, volvieron a quedarse sin las voces. Las chicas se van siempre.

Así llegamos al 2015, diez años después de lo que parecía su despedida eterna, viéndolos regresar en lo que autodenominan Segundo Imperio. Aunque tanto guitarrista como baterista decidieron no participar esta vez, aquel sonido primigenio lleno de sintetizadores fantasmales había regresado a los restantes. Una revancha por todos los sueños truncos del pasado, cuando advenedizos y oportunistas con menos talento recibían injustamente mayores reflectores. Cuando erróneamente se les catalogó como parte del revivalismo ochentero del cambio de siglo, ignorando que venían homenajeando sus referentes desde hacía una década. Un ejemplo es el uso del saxo, instrumento que parece reivindicarse desde hace un tiempo en algunos frentes pop (y cada vez con menor gracia). Su sonido ochentero fue, paradójicamente, ignorado por completo dentro de ese revivalismo por los ochenta. No así ellos, los detectives de los suburbios, que supieron rescatarlo antes que nadie mientras todos aún prestaban atención a otros lados.

Desde el fantasmagórico single de regreso en Where It's At Is Where You Are (sello inglés de alto pedigrí popindependiente) a este flamante nuevo siete pulgadas en Death Party (nóvel y enigmática casa estadounidense con apenas tres referencia en su haber, dos de ellas ya descatalogadas) la apuesta de My Favorite es rescatar la caja de ritmos y los sintetizadores, y hacerlos convivir con modestas pinceladas de guitarras cristalinas y saxofones nocturnos, un ánimo evocador que mezcla lo mejor de sus héroes personales (New Order y The Smiths) con historias acerca de hacerse mayor y de seguir bailando, de no olvidar de dónde venimos aunque no sepamos a dónde estamos yendo. De perder la sombra que nos persigue más no los sueños y recuerdos. La nostalgia como resistencia y fuerza creadora de cosas mejores.



Las estrellas miran fijamente hacia abajo
Pero no interceden
Lo mejor que pueden hacer es seguir brillando mientras sangras
Su brillante ojo se volvió negro
Así que te arrastraste hasta el centro comercial con un cuchillo en tu espalda

¿Qué es lo que pasa contigo, chico?

Asesinado por diversión
Te veo frecuentar este pueblo, sí
Pero no te pueden encontrar en ninguna parte
Asesinado por diversión
Un suicidio en reposo, el tuyo
A la espera de sabe dios qué

Eres una sombra
Que se proyecta a sí misma
Plegada entre las páginas y puesta de regreso en el estante
Aquellos veranos siameses
De canciones no cantadas
Oscuramente amanece de tu parte, nunca fuiste joven

¿Qué fue lo que pasó contigo, chico?

Asesinado por diversión
Estás en la disco hasta que amanece, sí
Bailas como si trataras de nacer
Asesinado por diversión
Entre los destellos estroboscópicos, tú
Pasas de Ícaro a Jobe

Oh, no busques tu perdición
Pues ya estás solo
Ni siquiera hay una palabra para lo que
serías después

Asesinado por diversión
Te veo frecuentar este pueblo, sí
Pero no te pueden encontrar en ninguna parte
Asesinado por diversión
Un suicidio en reposo, el tuyo
A la espera de sabe dios qué

Oh, Johnny, Johnny, Johnny, Johnny, Johnny, Johnny
deberías dar un paseo por tu cuenta
Nadie puede verte llorando en la lluvia

Oh, Johnny, Johnny, Johnny, Johnny, Johnny, Johnny
Dijeron que "nunca caminarías solo"
Porque pensaron que creerías cualquier cosa

Oh, Johnny, Johnny, Johnny, Johnny, Johnny, Johnny
deberías dar un paseo por tu cuenta
Nadie puede verte (corre! corre! corre!) llorando en la lluvia

Oh, Johnny, Johnny, Johnny, Johnny
Escúchame
Dijeron que "nunca caminarías solo"
Porque pensaron que creerías cualquier cosa

My Favorite
Christine Zero / Killed For Kicks 7"
2016, Death Party Records

sábado, 4 de julio de 2015

DOS MILLONES DE VOCES: LA DIVISIÓN NORTE/SUR EN LA MÚSICA DE CALIFORNIA DURANTE LOS AÑOS SESENTA

Realmente me gusta Los Ángeles, en verdad un montón. Una multitud reunida en realidad no tiene mente. Cada persona la tiene de manera individual. Todos ellos tienen mentes atractivas. Por eso, apuesto a que en la mente de una chica de dieciséis hay más filosofía de la que alguna vez soñaste fumándote un cigarrillo entero. Algunas de esas cartas a esas revistas de fans son realmente solitarias y profundas y abiertas. Algunas de las que leí en verdad me golpearon, son realmente abiertas y sinceras.

Jim Morrison, verano de 1968, hablando con Los Angeles Free Press.

AD3v6W.jpgColor, estilo y pulcritud.

Una prueba de si un tipo de música o grabación puede resistir el paso del tiempo es cómo suena fuera de los hiperbólicos recuerdos de aquellos que la experimentaron en el momento en que fue creada. Y este criterio es solo uno de tantos en los que las bandas del Sur de California de la década de 1960, centradas principalmente en Los Ángeles, superan a sus contrapartes del Norte de California. Por eso muchas de las grabaciones hechas por bandas como los Byrds, Buffalo Springfield, The Beach Boys, Love, The Doors, The Seeds, Captain Beefheart, The Turtles, Johnny Rivers, The Mamas And The Papas, Ricky Nelson y The Monkees continúan sorprendiendo, sonando frescas y excitantes incluso hoy en día. Aunque puedas escuchar a las personas que vivían en el Norte de California entusiasmados sobre lo increíbles que eran las bandas de San Francisco y el Área de la Bahía (de hecho encontrarás que, mayormente, solo a las personas que estaban allí les entusiasmaba), los contemporáneos de Los Ángeles que vivían en el Norte de California suenan hoy pasados de moda, confundidos y, por último, aburridos. Tiene sentido, porque aunque esos sonidos del Norte de California reforzaban y reflejaban un estilo de vida por entonces floreciente, creando una especie de circuito cerrado, un lazo de retroalimentación, estaban irremediablemente atrapados en el tipo de movimiento comunal hippie que estaba sucediendo en ese momento. Y supongo que todavía hacen alucinar las mentes de los que estaban allí.

Pero ahora suenan relevantes solo en el contexto de la época, e incluso realmente no demasiado por entonces. Cuando se le extrae del medio en que existieron y prosperaron, el estilo de vida hippie (ese sentido del propósito y movimiento hacia adelante, y desde luego las drogas) suena simplemente aburrido o fastidioso, muerto y enterrado en el momento que nació. Coloca "Anthem Of The Sun" (Grateful Dead) o "Electric Music For The Body And Mind" (Country Joe And The Fish) en tu tocadiscos y aunque es posible escuchar pequeños destellos aquí y allá, en general, apenas si se sostienen cuando se le extraen los fuertes recuerdos de los que estaban allí. De hecho, apestan tan fuertemente a pachuli, a ropa sin lavar, a mentes fritas en ácido y a los últimos espejismos de esa generación de personas inactivas e irresponsables, que tales grabaciones se hunden bajo el peso de su propio significado indigno y de las infladas y equivocadas asociaciones de una vida mejor a través de casuchas comunales, químicos y pensamiento grupal. En general la música del Norte de California (siempre hay algunas excepciones como el primer álbum de Moby Grapes, Creedence Clearwater Revival y los Beau Brummels) se hundió por debajo de su fallida promesa y virtuosa autopretensión.

Es extraño, además, porque también las bandas de Los Ángeles tienden a evocar un tiempo y un lugar propios, pero al igual que las ilusiones creadas por Hollywood, la magia parece no estar centrada en ninguna realidad fija que existiera entonces ni ahora. En lugar de solo evocar un solo momento y lugar, inspira nuevas fantasías y nuevos mundos. Es un lugar en tu cabeza y tu corazón, y está siempre fresco cuando lo revisitas, un lugar de bienvenida para todos, sin importar la edad. El Los Ángeles de mi mente es un hermoso lugar besado por el sol donde los surfistas abiertos al ácido y la hierba escriben canciones acerca de sus chicas sumergiéndose a la luz de la luna, perdiéndose, cortando su largos cabellos o llegando en colores. Es una música que mezclaba Kurt Weil con rhythm and blues, surf music, el Tijuana Brass de Herb Alpert, Pop Art, ocultismo, avant-garde y las películas de Hollywood, incluso Johnny Mathis, y daba como resultado algunos híbridos increíblemente potentes. Puedo oír las olas rompiendo en el fondo, los días soleados, las noches frescas, las colinas de Hollywood llenas de niños inocentes prestos a experimentar con la vida y nuevas sensibilidades, con el cabello crecido al estilo de los Byrds/Brian Jones con rayitos solares, usando un poco de gamuza y montones de corduroy, todos atrapados en la cultura POP; autocinemas, motos, escúteres, coches personalizados por Big Daddy Roth, historietas de Marvel, estrellas de cine, y un porro o dos. Haciéndolo en Sunset Strip, persiguiendo a todas las piernas hermosas.

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Desaliño, escapismo y autoindulgencia.

Cierro mis ojos mientras escucho a la 5th Dimension y veo a los Byrds tocando en la fiesta de cumpleaños de Peter Fonda; Sal Mineo, Jack Nicholson y Dennis Hopper mezclándose amigablemente con las nuevas estrellas del pop de Los Ángeles. Escucho a Johnny Rivers y puedo ver a Steve McQueen garabateando notas para el álbum de Johnny después de bailar el frug con su banda en el Whiskey a Go-Go. Oigo "River Deep, Mountain High" y puedo imaginar a Phil Spector como un retorcido enano del mal, mirando tras sus gafas de sol mientras exprime cada último trocito de emoción de una Tina Turner en sostén. Todo el mundo en lo alto de su propio potencial, grandes ideas, grandes planes. Todos en su propio viaje, tratando de poner en orden sus propias cabezas, tratando de realizar sus propios sueños. Es ese Individualismo Norteamericano, el espíritu pionero, el destino manifiesto que alcanzó al final del continente. Y justo al lado, por debajo tal vez, está la atracción oculta y oscura, el lado sórdido, los terrores del abismo, y el ilimitado potencial de cada cosa; el subconsciente mental tan acertadamente representado por las profundidades del propio Océano Pacífico. El West Coast del mal y de la gloria centrado en Los Ángeles, la ciudad de las ilusiones, y de los sueños rotos que de la que Raymond Chandler y Nathanael West escribieron tan elegantemente, y la "tristeza del fin de la tierra, la alegría del fin del mundo" inmortalizada por Kerouac. Todas esas personas de Los Ángeles; los muchachos, las bandas, los escritores, los técnicos y las estrellas parecen compartir estas intuiciones y contradicciones y sabían que era mejor no aproximarse a ellas de manera condescendiente.

Las bandas de Los Ángeles eran mucho más limpias que sus contrapartes del Norte de California, en todos los sentidos; en su modo de vida, estilísticamente, en la forma de vestir, en la presentación, y en el sonido. Se las siente más saludables. Todas las supuestas críticas a las bandas de Los Ángeles son en realidad sus mejores atributos y ventajas: la plasticidad, la profesionalidad, la noción de los negocios, la dependencia de la tecnología y los estudios de grabación, abasteciendo a los teenyboppers (adolescentes, especialmente chicas, que siguen con agudeza la última moda en ropa y música pop), mostrando el show business en sus raíces. Todo esto, cuando se ve en la claridad de la luz del presente, son puntos fuertes. ¡Y una gran parte de las razones por la que esos discos todavía suenan increíbles en la actualidad! En resumen, no se extraviaron creyéndose la máximo, sacrificados a una petulancia santurrona. En vez de ello, se abrieron a todo el mundo y asimilaron una gran cantidad de influencias a un ritmo increíblemente rápido y si en el proceso se facturaba un dólar, bueno, seamos honestos, es agradable para vivir cómodamente. Te veré en la piscina en otro hermoso día en Los Ángeles; compartiremos un pitillo y con una lluvia de ideas planearemos nuestra próxima película, nuestro próximo LP o single.

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Concisión, show-biz y espíritu popular.

Se trataba de música pop, cultura popular mezclada con vanguardia experimental, por lo que la experimentación aún mantenía la vista en cosas como la brevedad, el ingenio, los ganchos, el estilo, el empaquetado y la presentación. Ser de Los Ángeles implicaba también heredar una rareza auténtica iniciada por bichos excéntricos de Hollywood como Orson Welles, Robert Mitchum, Marlon Brando, Monty Clift y James Dean.

Y así tenemos a estas bandas de Los Ángeles de la década de 1960, flotando en contradicciones, y simplemente abrazándolas o aceptándolas; lo plástico y lo genuino, el comercio y el arte, lo experimental y lo comercial, lo blanco y lo negro, el alma y la explotación, la belleza y la fealdad, el sexo y el amor. Y, naturalmente, la música resultante es adorable, tan de su tiempo como eterna, de una época fuera del tiempo real, y tan inmortalmente fresca.

William Crain
[Publicado originalmente en Tangents en noviembre de 2005]

domingo, 14 de junio de 2015

DOS MILLONES DE VOCES: BOB STANLEY Y LOS SINGLES DE 7 PULGADAS

Bob Stanley explica por qué gastaría £100 en una canción que odia, sólo para conseguir el formato táctil más hermoso: el single en vinilo de 45 rpm.

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El single de 45 rpm, la negra y dura pieza central de la revolución adolescente, cumple sesenta años el próximo martes. Algunos pueden argumentar que su ascenso y caída refleja la edad de oro del pop. Echar un vistazo a un single de 1957 del sello London, con las letras de oro, o a los ángulos y manchas DIY de un lanzamiento de 1979 de Rough Trade puede aumentar el pulso, causar sentimientos de nostalgia, orgullo, envidia. El 45 es fácil de amar. Hay más de ellos en las tiendas que los que había hace diez años, sin embargo es difícil pensar en los 45s del siglo veintiuno como algo más que una novedad, una concesión a la pretensión del indie kid que es irrelevante para la mayoría de los consumidores de música.

Cinco décadas atrás fue, sin duda, fundamental para el estilo de vida adolescente. Podías hablar de discos antes del colegio, entre las clases, durante el almuerzo. Después de la escuela, los únicos lugares donde podías escuchar rock'n'roll eran los bares de café. La máquina de discos en la esquina contenía los 45s de Gene Vincent y Chuck Berry que ansiabas, las grabaciones que no se te permitía tocar en los nuevos y caros radiogramas de tus padres (te quedabas con el gramófono a cuerda de 78 rpm si tenías suerte) Unos pocos años más tarde y podías hacerte de un Dansette con un eje para apilar tus 45s, el único modo de proveer un sountrack a tu fiesta de dieciséis.

Llegada la era punk, los 45s estuvieron de lado de la siguiente generación de los suburbios, en un formato R'n'R de regreso a los orígenes, que destrozaba lo progresivo y era demasiado feroz para sonar en la radio. En los 80 estaban los singles de los Smiths, tan perfectamente empaquetados, tan estéticamente deseables en comparación a la música favorita de entonces (Brothers In Arms de Dire Straits en disco compacto) Cuando Mr. Vain de Culture Beat la rompió y llegó al número 1 sin ningún soporte de siete pulgadas en 1993, la época dorada de los 45s llegó a su fin. Los años siguientes fueron un periodo de transición en que el francamente feo CD-Single y el "cassingle" mandaban antes de los albores del nuevo siglo, e Internet finalmente confinó el 45 a un lindo estado de reliquia.

En 1949, RCA Victor no pensaba en alimentar a chicos hambrientos de vinilo, o en cómo Mr. Vain eventualmente arruinaría la fiesta. Todo lo que pensaba era en cómo contrarrestar el nuevo vinilo de 33 rpm del sello Columbia, lanzado a mediados de 1948, con un formato distinto y diferente maquinaria. Los tocadiscos de 45 de RCA se conectaban en la parte trasera de tu radio, con gusto y pocos medios, pero necesitabas una máquina aparte para tocar tus álbumes, un estado de las cosas que duró un par de años antes de que RCA y Columbia decidieran compartir sus tecnologías.

El primer single de todos fue una grabación country hecha por Eddy Arnold llamada Texarkana Baby. Arnold era manejado por el Coronel Tom Parker, quien vio a otro de sus clientes, Elvis Presley, firmar para RCA Victor en 1956. Texarkana Baby fue prensado en un poco común vinilo verde; RCA pensó que, en la guerra de los formatos, necesitaban una novedad, y por eso prensaron música country en vinilo verde, música infantil en amarillo, clásica en rojo, y música de "raza" (rhythm and blues) en "cereza", o lo que parecía naranja para el americano promedio. El pop genérico era lanzado en negro genérico.

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En su comunicado de prensa RCA describió el 45 como "la mejor grabación jamás hecha" y aseguró que "más de 150 singles o 18 sinfonías caben en el espacio de un pie longitud en la estantería", lo que parece una absoluta mentira. En Gran Bretaña, de algún modo por detrás de los EE.UU., el single no se introdujo hasta noviembre de 1952, cuando EMI lanzó un puñado de 45s de música clásica en rojo oscuro de aspecto deseable bajo el sello HMV. El mismo mes, la New Musical Express lanzó el Hit Parade de los singles más vendidos, todos los cuales eran a 78 rpm. EMI muy rápidamente se dio cuenta que el tiempo de reproducción de tres o cuatro minutos era mucho más adecuado para el pop que para la música clásica y en marzo de 1953 HMV, Columbia, Parlophone y MGM lanzaron, respectivamente, I'm Yours de Eddie Fisher, Blue Tango de Ray Martin, Out Of The Gallion de Humphrey Lyttelton, y A Couple Of Swell de Judy Garland y Mickey Rooney como sus pistoletazos de salida. A finales del año, EMI había lanzado cerca de 300 títulos y las materias primas para una revolución vinieron juntas.

Según su panfleto promocional, RCA había descubierto "el artefacto que la escuela ama" ya en noviembre de 1949 ("pequeños y atractivos discos que pueden deslizar en sus bolsillos, van a por el precio más bajo a la nueva velocidad, van por el pequeño disco que encaje en el estante al lado de sus novelas de bolsillo"). La desechabilidad del 45 portátil se reflejó en la funda de papel delgado y la falta de vistosidad del arte de portada que acompañaba al álbum. La apariencia y el sentir de las casas disqueras por tanto se convirtieron en un código adolescente secreto, y ciertos sellos pertenecían a ciertos grupos. Los Beatles tenían la etiqueta negra de Parlophone con su logo de libras (¿para significar que fueron acuñados?); los Kinks estaban en la adecuadamente visionaria etiqueta rosada de Pye; los Rolling Stones eran los reyes de la etiqueta azul oscuro de Decca, con su curioso logo de una oreja gigante, alojada en una funda de rayas naranjas y blancas. Las etiquetas "A" rojas en EMI de las copias promocionales de mediados de los sesenta eran verdaderas obras de arte popular, muy apreciadas por entonces y ahora por los snobs del pop.

Llevado por la necesidad del músico de rock de "extenderse", y por el aumento de grupos de solo álbumes como Led Zeppelin, el single fue más bien marginado en los años 70. Su segunda llegada estuvo inspirada por el punk, no solo porque llevó a la música que se degusta de un bocado a ponerse de moda otra vez y rechazó las sinfonías de rock lideradas por el mellotrón, sino porque revitalizó el aspecto de los 45s. Para 1976 casi todo el mundo en el pop se había vuelto perezoso. El Glam era un recuerdo que se desvanecía, las listas estaban atascadas con novedades (The Wurzels, Demis Roussos) y country eficiente de la talla de Billie Jo Spears y JJ Barrie. De hecho, incluso los compradores de discos se volvieron descuidados (¿de qué otra manera explicar que un single country de una banda holandesa, el tedioso Mississippi de las Pussycat, pasara un mes en el número uno? Difícilmente podrías culpar a las discográficas por empaquetar estas tonterías con las más básicas y feas etiquetas de plástico y pegarlas a simples bolsas blancas. Hasta Anarchy In The UK, publicado en diciembre de 1976, vino en una ramplona funda de papel.

Si los nuevos sellos independientes de punk querían destacar, entonces, la solución era simple: Stiff lanzó New Rose de los Damned, New Hormones publicó el Spiral Scratch EP de los Buzzcocks, y ambos vinieron en fundas con imágenes. Contrarrestando a los indies con retraso, la discográfica grande Elektra puso en la calle My Best Friend's Girl de los Cars en un vinilo con la imagen de un carro y obtuvo un éxito en el número 3. El público se volvió loco por los 45, comprando más en 1978 que en cualquier otro año; antes de fin año, incluso Mary's Boy Child de Boney M tenía ventas por anticipado de medio millón y sigue siendo el décimo single jamás vendido del Reino Unido.

Posiblemente los compradores de discos estaban hipnotizados por los vinilos de colores giratorios que se introdujeron en Top Of The Pops. Estos, se supo recientemente, fueron robados por Maggie Philbin de Swap Shop cuando los créditos iniciales cambiaron, y acaban de ser vendidos en eBay. Yo hubiera duplicado el precio, fuera cual fuese.


Eso es porque para los coleccionistas obsesivos como yo, los 45 siguen siendo el formato pop y conservan su encanto en una era en que los formatos pop están acabados. Escuchar Day And Night de Kid Cudi en Spotify simplemente no me ofrece la emoción de sacar el disco de la funda, colocarlo en el plato y guiar el brazo sobre lo que RCA Victor llamó el "microsurco". Buscar en internet 45s contemporáneos de pop de, digamos, Girls Aloud o las Sugababes, es una experiencia miserable; el hecho de que Push The Button y The Show nunca fueran publicados como 45s lo encuentro profundamente triste. Me encantaría mucho archivar Push The Button junto a You Send Me de Sam Cooke, I Love Your Smile de Shanice y You're So Good To Me de los Beach Boys (45s para adaptarse a los primeros brotes de la primavera) Sabiendo que no puedo, y que Push The Button solo fue lanzado digitalmente, me pone al borde de un ataque de pánico.

Si tuviera menos de treinta años, en sintonía con los CD, luego Napster, luego Spotify, probablemente no me importaría. Y, sin embargo, me siento rodeado de cajones de Schweppes llenos de redundantes 45s que ahora están apenas a un instantáneo clic de distancia. Todavía busco raros pressings de antiguos 45s, que fueron fácilmente superados en ventas por los 78s, y los del cambio al siglo 21, que solo fueron prensados para el envejecimiento de máquinas de discos de vinilo. El resultado de esta manía es una lista de deseos de 45 que incluye How Much Is That Doggie In The Window de Lita Roza (que hasta la cantante odia), por el que con gusto gastaría buen dinero.

No creo estar solo en mi enfermedad. Los sellos principales podrían desperdiciar un ardid no lanzando en 45 todo lo que alcanza el Top 10. Podrían ser ediciones limitadas, tal vez incluso con dibujos de carros, con forma de Rolex, de muñeca. O tal vez no. Thomas Edison continuó haciendo cilindros de cera, para un mercado cada vez más reducido, hasta su muerte en 1931, porque se negó a creer que el formato moriría. Así que, por el bien de la cordura, te concederé que los 45s son un producto de una época pasada, hermosos y deseables como son. El corazón de una revolución cultural, sin embargo, sobrevivirá en la memoria colectiva como algo más que simplemente las tabaqueras de la mitad del siglo veinte.

[Publicado originalmente en The Guardian el 27 de marzo de 2009]