jueves, 14 de mayo de 2015

TORO Y MOI - WHAT FOR? (2015)

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Acercarse a los treinta no solo es tardar más en sobreponerse a las resacas o ver cómo tu línea capilar se va replegando con los años. ¿Qué estabas haciendo tú a los 28? Y, sobre todo, ¿qué pensabas? Chazwick Bundick parece haber llegado a esa edad en la que vuelves a recordar el colegio, los primeros conciertos como espectador, la simpleza de escapar un fin de semana al campo. Y es que desde los 22 años, poco tiempo antes de graduarse como diseñador gráfico, ha ido formando parte cada vez más de la electrónica independiente de primera línea, a tal punto que se le considera (junto a Neon Idian o su compañero de clases Washed Out) como responsable principal de la chillwave. Toro Y Moi, su proyecto unipersonal, nació como música electrónica generada por software de computadora casera a la que también añadía sampleos. Si uno revisa las fotos o vídeos de aquellas presentaciones tempranas encontrará a un chiquillo reproduciendo su música en vivo tal y como la había creado en su habitación: a solas rodeado de varios teclados y una PC. De ahí en adelante: giras, promoción en radio, entrevistas, festivales y toda actividad consecuencia de editar discos a los que muchos fans y portales especializados prestan atención. También fue sumando colaboradores en directo hasta conformar la banda que ahora le sirve de apoyo. Y con ellos ha terminado de dar forma a este cuarto disco.

El cambio es notorio. Bundick había trabajado en cada LP con nuevos sonidos (para él, claro), adaptando estilos diversos, pero la base seguía siendo netamente electrónica. Ahora, desde el saque, las composiciones parten de guitarra, bajo y batería. Un esfuerzo integral de banda que a primera vista podría parecer un cambio drástico en su dinámica de trabajo pero que no lo es tanto si consideramos que ya en sus primeras grabaciones (algunas de ellas disponibles en la compilación June 2009) el músico de Carolina del Sur hace nacer sus canciones sampleando instrumentos tradicionales mientras toca la guitarra. Por eso decíamos al comienzo que parece echar de menos aquellos primeros años de formación y experimentación musical. El resultado es su álbum más retro, algo que en él ya es bastante decir, con aproximaciones a géneros setenteros como el soft rock menos convencional (el Something/Anything? de Todd Rundgren, por ejemplo) y el soul más espacial (Shuggie Otis, o aquellos momentos más plácidos del Light Of Worlds de Kool And The Gang como Summer Madness y You Don't Have To Change) Y acomete toda esta nostalgia con lo aprendido hasta la actualidad: sigue siendo Toro Y Moi.


Si los treinta y seis minutos de What For? se disfrutan de un tirón es por la importancia que la melodía tiene en sus diez canciones. Cortes pop a la manera tradicional, lleno de ganchos reconocibles y estribillos. Empty Nesters fue el primer adelanto y es ya para nosotros fuerte candidata a mejor single del 2015. ¡Qué canción para más encantadora! Con una estructura basada en guitarras y sintetizadores, y un ánimo tan evocador que hasta cita a Weezer en la letra ("No hay nadie que destruya tu suéter") Curiosamente, es esa misma nostalgia ya no musical sino temática el principal problema del disco. No solo en título sino ya desde el comienzo del álbum, un sonido de motor en marcha que va ralentizándose, podemos advertir cierto escapismo emocional. Pero Bundick duda entre preocuparse del futuro o seguir añorando sus recuerdos y parece optar por no comprometerse demasiado con nada y nadie, solo vivir el instante y dejar que cada quien interprete a su manera unas letras por ratos demasiado vagas. Esta falta de compromiso resta peso emocional a lo que escuchamos. No es música superficial, desde luego, pero sí de una levedad que si llega a buen puerto es solo por el oficio, competencia y frescura de la banda y el propio Bundick. Un ejemplo muy claro es la bailable Spell It Out, adicitva en su toque constante de guitarra y falsetes en las voces pero con una letra que fracasa en su intento de profundidad debido a preguntas cada una más pueril que la otra.

Aún así, los momentos disfrutables son muchos más. En What you want, el primer corte, la confusión emocional se percibe como sincera ("sé paciente conmigo, no soy bueno manteniéndome al día") en sintonía con la banda. La ya mencionada Empty Nesters es encantadora no solo en su divertido clip promocional sino en su espíritu exultante lleno de vida ("whooo") y tarareos irresistibles. Y nunca antes Toro y Moi habían sonado tan llenos de soul como en The Flight y Lilly. Sobre todo en la segunda, ideal para cerrar los ojos y abandonarse por completo a este arrullo espacial con algo de desazón ("Ella es la única que él conoce, el resto de su cuerpo viéndola partir / Cada día es como este, ninguno lleva a ninguna parte") Half Dome, Run Baby Run y Yeah Right, las tres últimas canciones, ayudan a inclinar la balanza a favor del álbum. No solo en sus sonidos más evocadores y acogedores sino en la esperanza que estos transmiten. La promesa de que todo va a estar bien. "Tienes tantas cosas que hacer / Duerme mientras puedas / No puedo esperar a tomar otra decisión / Tal vez sabremos lo que queremos para entonces".

What For?
Toro Y Moi, 2015
Carpark Records

domingo, 3 de mayo de 2015

LIONEL SHRIVER - BIG BROTHER (2013)

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Big Brother es, en la superficie, una novela acerca de cómo la comida se convierte para muchos en un insano sustitutivo de la felicidad a falta de experiencias gratificantes e imperecederas dentro de una sociedad cada vez más alienada ante el éxito y la perfección corporal. En un nivel más profundo, describe con gran inteligencia y humor la relación que se construye a través de los años entre miembros de una familia consanguínea y política. Demostrando así que "familia" y "seres queridos" no significan siempre lo mismo. Nos habla, además, del desgaste emocional que suele significar asumir a los nuestros en tiempos difíciles. O no. Porque es un juego de posibilidades, también, cuyas consecuencias no siempre estamos dispuestos a asumir.

Edison en un pianista de jazz neoyorquino caído en desgracia que visita a su hermana Pandora en un condado campestre de Iowa. No se han visto en cinco años y el shock no puede ser mayor: Edison ha añadido 101 kilos más a los 73 con los que ella lo recordaba y no tiene intenciones de dejar de comer. Para mayor problema Fletcher, su cuñado, es un nazi de la alimentación saludable. Llega un punto en el que Pandora, ante el ultimátum de su esposo, debe decidir con quién quedarse. Y ella elige a su hermano. Porque siente que la necesita más, porque está harta del éxito descomunal pero vacío de su empresa de muñecos personalizados parlantes, porque siempre se sintió inferior. Porque ambos aprendieron a cuidarse mutuamente desde niños. Especialmente desde la muerte de su madre y desde que empezaron a compararse con los hijos que su padre, un actor decrépito y ridículo, tenía en una serie de televisión de los años setenta que ya nadie recuerda. Luego de un patético incidente en el inodoro, Edison acepta el compromiso que le propone su hermana y juntos, durante un año, se imponen un régimen alimentario y de convivencia con el propósito de volver a su peso anterior. A Pandora esto sirve también para saber cómo Edison ha llegado a tal punto luego de tener una auspiciosa carrera en el jazz y darse cuenta que, más allá del resentimiento a su padre, una niñez particularmente apagada y la idealización del ser querido, su hermano es realmente un desconocido para ella.

La historia nace de una experiencia similar que sufrió la autora el 2009, cuando su hermano falleció por complicaciones derivadas del sobrepeso. "Yo tenía un piso en Nueva York, donde estaba hospitalizado y hablamos de la posibilidad de organizar la vida juntos, pero a los dos días se murió". La novela sirve entonces como exploración de lo que habría ocurrido si ella hubiese podido ayudarlo. De ahí que esté narrada por Pandora, la hermana, una especie de alter-ego de Shriver. Trabajado, eso sí, con la sutileza necesaria pues básicamente se trata de un personaje que suple sus limitaciones artísticas e intelectuales con una gran sensibilidad y capacidad de observación. Por eso no desentona que en una sola idea suya se unan las frases más trilladas ("el silencio fue tan denso que se hubiera podido cortar con un cuchillo", "el que no se siente seguro de su autoridad, no la tiene") con análisis poco comunes acerca de la ingesta de comida, la imagen personal, las relaciones de pareja y el amor fraternal.

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Pero esta no es una novela trufada de ideas sin respiro. Aquí los personajes se describen a sí mismos a través de sus acciones y especialmente conversando. Cada uno de ellos cuenta con sus propias jergas, modismos y maneras de pensar. La cena en la que Pandora invita a un amigo del trabajo, por ejemplo, muestra de manera brillante que los diálogos son uno de los puntos fuertes del texto. Tanto así que a veces sientes que algo se pierde en la traducción. Sobre todo cuando se trata de Edison, el más carismático del conjunto con su jive talkin' propio del mundillo del jazz, sus groserías y sentido del humor, y sus peroratas y refunfuños a géneros musicales, escenarios y artistas en general ("la mayor parte del mercado es para Norah Jones").

Baby Monótono, la empresa de muñecos parlantes para adultos de Pandora, es otra idea sugestiva que la autora parece usar para sí misma dentro de su propia novela. Este negocio consiste en la fabricación de muñecos a semejanza de personas reales, con una lista de frases predeterminadas elegidas por el cliente. De esta manera, el destinatario del obsequio ve reflejado en el muñeco no solo su aspecto físico sino también sus conductas cansinas o cargantes. La empresa es un éxito que da gran estabilidad económica a la familia de Pandora. No es descabellado pensar que Shriver haya usado entonces el personaje de Edison como su propio Baby Monótono en relación a su esposo Jeff Williams, profesor y compositor musical además de baterista de jazz, cuyas opiniones escuchadas una y otra vez en el ámbito conyugal habrían inspirado las frases más recurrentes de Edison: "Stan Getz me contrató por tres años", "el problema con Wynton Marsalis es que alimenta tanta nostalgia", "personalmente hecho la culpa a las escuelas de jazz", "debí tocar con Miles". No es difícil imaginar los buenos ratos y las risas que se habrán echado la pareja mientras ella escribía el libro. En lo personal, además, estoy de acuerdo con algunas de las otras opiniones que Edison suelta durante toda la novela acerca del jazz, las escuelas de música, la tradición y el elitismo (aunque me contradiga, creo, el hecho de haber escuchado una y otra vez el Cookin' y Relaxin' de Davies mientras avanzaba la lectura).

Si algo malo ha de tener Big Brother es el gran número de párrafos donde oraciones parten otras que a su vez parten otra más, afectando la fluidez. No cae en el estilo Lillian Ross del New Yorker (que tan jocosamente detalló Tom Wolfe en "Perdido en la selva de los pronombres relativos") pues, antes que la acumulación de datos, lo de Shriver es funcional. Sin embargo, que a veces nos haga recordar el ensayo de Wolfe no es muy positivo para el balance de la obra.

Con todo, no dudaría en recomendarla. Es una pena que no haya logrado dar el salto al cine como sí lo hizo "Tenemos que hablar de Kevin", el primer gran éxito literario de Lionel Shriver. Y es una molestia saber, por palabras de la escritora de 57 años, que Big Brother ha sido rechazada entre las personas con sobrepeso por considerarla ajena a esos problemas, porque "solo los gordos pueden hablar con propiedad acerca de otros gordos". Ellos se lo pierden. La actualidad de sus temáticas, descritas con inteligencia y mucha sensibilidad, y sus episodios de humor y tragedia, hacen de esta novela una de las mejores del 2013 (2014 en su traducción al español). ¿Qué propone al final? Pues un gran signo de interrogación. Un "qué habría pasado si" con el que todos, en algún momento, vamos a tener que cargar hasta el último de nuestros días.

Big Brother
Lionel Shriver, 2013
Anagrama, 2014
traducción de Daniel Najmías
400 páginas, rústica

sábado, 21 de febrero de 2015

LOS DISPAROS - HISTORIAS MÍNIMAS (2014)

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Hola, L. (se siente agradablemente raro volver a llamarte "Ele", los nombres con ele son los mejores) Hace muchísimo tiempo que no sé de ti y no pienso echarle la culpa al trabajo, las clases, ni a lo que sea que hayamos estado haciendo desde entonces. Tampoco a todas las personas que conocimos. Simplemente dejamos de vernos. Pero hace ya varias semanas que poco a poco vengo recordando algunas de las cosas de cuando éramos dos de una especie. Por ejemplo, cómo solíamos entusiasmarnos con cada descubrimiento. En la radio lanzaban una nueva que nos gustara y corríamos a contárnoslo, por lo general luego de varias horas e incluso días (no había ni celulares ni internet, al menos donde vivíamos) y el primero que la tuviera en cassette se la copiaba al otro. También era casi una ley compartir nuevos trucos de videojuegos y nuestros primeros libros. Todo era nuevo a pesar de las tantas limitaciones. Sin embargo, hay algo que he recordado por sobre todas las cosas: nuestras promesas. Estoy seguro que, como yo, con el tiempo las rompiste e hiciste unas nuevas. Que a su vez volviste a romper y pasaron cosas que te llevaron a juramentar de nuevo. ¿Pero qué es lo que se pierde en el camino y por qué duele tanto? Algunas de esas promesas, no solo las que hice contigo, he tratado de mantenerlas. Lo malo es que a menudo se ven y se sienten (sobre todo se sienten) como pines en un traje equivocado.

He recordado todas estas y otras cosas, creo, desde que escuché el single debut de los españoles Los Disparos en las primeras horas de enero. Había recibido el año con decepción, otra promesa rota de las demás que (sin saberlo yo aún) vendrían con el pasar de las semanas. Dejemos de lado el aspecto visual por un momento. Dejemos la diana mod de la carátula del disco (por cierto que hace ya varios años descubrí todo un mundo en el soul, lo mod, y derivados), dejemos la ropa a la medida y las scooters (¡espero tener una pronto!) del videoclip. Lo que me atrapó casi al instante fue cómo todavía se puede utilizar el pasado de base y catapulta hacia el futuro. Cómo el cambio de acorde necesario y el golpe de batería preciso aún es relevante si las palabras que las acompañan nos pintan imágenes que podamos abrazar sin rubor. Quizá es más relevante que antes, dado el panorama musical actual y la escasez de refugios que nos ofrece. Esto es música que habla de nosotros, de personas comunes y corrientes con grandes historias detrás. De noches de baile y promesas. De "un único lenguaje que entendiéramos tú y yo". De tardes de sol junto a amistades eternas que duraban lo que un curso del colegio. Del primer amor y la primera decepción, cuya pena sigue repitiéndose dos, tres, todas las veces posteriores porque tardamos en solucionar lo imbéciles podemos llegar a ser y perdemos personas en el intento de mejorar, cuando ya es tarde. ¿Entiendes ahora por qué este siete pulgadas se llama Historias Mínimas? Tengo que agradecer el boletín de novedades que Clifford Records envía al correo. Son ellos quienes los editan, y así fue como los conocí.


Pero no creas que todo esto se trata de mera nostalgia. No todo es Who o los Jam, ni power pop, aires sixties o mod revival. Hay de eso y a raudales, pero de una manera tal que también nos brinda esperanza. Escuchas estas cuatro canciones y sabes que las cosas irán bien. "Las páginas de esta vida podrían cambiar", "todo puede suceder", "hierve tanto la sangre por tus venas: señal de que no ha muerto la primavera", "lo que nos queda: DIGNIDAD" y tantas frases que nos aseguran que al final venceremos. Que depende únicamente de cuánto lo queramos. Si crees que exagero (después de todo hace tanto que no nos vemos, nuestros gustos ya no se complementan) escucha Héroes de Barrio, mi favorita del single. No oía una canción actual tan sentida y digna al mismo tiempo desde ya no sé cuándo. Con ese bajo preparándonos desde el comienzo para una melodía emocionante, llena de latidos de batería en compás con los de nuestros corazones, y de redobles que nos empujan a hacer cosas de una remaldita vez. Tan solo esa canción ya justifica la existencia del grupo y por qué se llaman como se llaman. Si la hubiera escuchado apenas salía el disco a la venta (a mediados de diciembre último, más o menos) la hubiese puesto bastante arriba de mi lista de fin del año. Ahora trato de remediar esa omisión poniéndola una y otra vez en el tocadiscos, a todo volumen.

La llegada del disco a casa fue algo accidentada pero tras unas cuantas semanas más de espera todo se solucionó. Si tienes oportunidad de verlos, hazlo. He visto presentaciones de ellos en youtube y es algo que me quedará pendiente experimentar en vivo. Mientras tanto seguiré compartiendo este EP con mis amigos (¿recuerdas a Jesús? me está ayudando mucho últimamente) y haciéndolo girar en casa y posiblemente en fiestas. Es parte ya de la banda sonora de este verano que se aleja junto a algunas personas. Solo espero que te encuentres bien allá donde estés y con quien estés. Como cuando éramos fuertes y sin nombre, persiguiendo sueños en un tejado, he vuelto a compartir un descubrimiento contigo y con quien sea que esté leyendo esto ahora. Ya no en cassette o por teléfono, obviamente, ni mediante discos quemados con portadas hechas a mano ni a través de dispositivos que unen dos audífonos en un viaje de bus. Porque hay momentos que nunca más regresan. Pero al menos no todo es malo: eso le deja espacio, mucho espacio, a momentos nuevos. No me siento del todo bien pero no es nada que no haya sucedido antes. Todo pasa. Tú y yo lo sabemos mejor que nadie.

Historias Mínimas
Los Disparos, 2014
Clifford Records

martes, 17 de febrero de 2015

CUANDO ESCUCHÁBAMOS RADIO

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Estoy de vacaciones desde el lunes pasado, así que aprovecho para hacer varias cosas. Algunas de ellas interrumpidas por mi rutina diaria de trabajo y relegadas únicamente a los fines de semana. Por ejemplo: continuar con la limpieza y el orden a fondo de mi cuarto. Botando cosas (papeles, en su mayoría) revisé unas cajas y di con el autógrafo que me hizo Toño de Libido en la puerta de Radio Comas al salir de una entrevista. La banda estaba en plena promoción del Hembra (su segundo disco) y esa misma noche darían un concierto en el por entonces nuevo local llamado Muelle Inn, a veinte minutos en carro de mi casa, también en Comas. Gracias a un concurso y mi participación vía telefónica, Toño y la radio decidieron regalarme una entrada para esa presentación. Solo había que hacerles un par de preguntas que ya ni recuerdo (en realidad sí, pero me da vergüenza) y entraba al sorteo. Como tenía planeado abordarlos cuando dejaran la estación, llamé desde un teléfono público a pocas casas de distancia, gastando más monedas de lo que me podía permitir. Pero valió la pena. Mi amigo Luis estaba conmigo y escuchábamos la entrevista desde su walkman compartiendo los audífonos cuando mencionaron mi nombre. Nunca antes había ganado nada, especialmente en las rifas del colegio. Tenía que pasar por ella en la tarde/noche, así que fui saliendo del instituto.

El concierto empezó casi dos horas después de lo que decía el boleto, horario que al parecer solo yo había respetado. No era la primera vez que veía a una banda en vivo pero sí la primera vez que se trataba de una completamente de moda y, digamos, fresca (a pesar de sus limitaciones) También la primera vez que estaba sin compañía y me tomaba un par de cervezas yo solo. Es probable que ya ninguno de los asistentes de esa noche recuerde este concierto, pero yo sí recuerdo que la disco estaba repleta (vi también un montón de conocidos, aunque no me saludara con todos), recuerdo la ropa que llevaba puesta (camisa blanca manga larga remangada hasta los codos, el reloj de mi viejo, un jean oscuro y mis zapatos/zapatillas favoritas), lo que bebí (dos botellas de Cristal) y hasta el setlist (en parte porque fue de lo más obvio, empezando con el single de ese momento y cerrando con su mayor hit) Aunque había demorado más de la cuenta, en casa no me dijeron nada. Dormí contento aquella noche.

Muchas horas antes doce o quince personas nos habíamos agrupado para abordar a Toño y Salim a la salida de la radio y nos den unos autógrafos. Uno de esos fans (a quien yo no conocía de nada) se ofreció a fotografiarnos por cinco soles. Luis y yo aceptamos, pero dudaba de si Salim saldría en la foto. Mientras firmaba unas hojas de mi cuaderno le había hecho una broma ("a este tío yo lo conozco pero no sé de dónde") que respondió con cara de culo. Pero cuando le pedimos que posaran ambos nos abrazaron como si los cuatro fuéramos de un equipo de fútbol, y miramos todos a la cámara sonriendo y haciendo muecas. Una foto realmente divertida en un mediodía precioso lleno de sol. No sé si el tipo la reveló o qué, porque perdí su teléfono y su dirección (era de Los Olivos) así que mi único recuerdo físico de aquel día es este papel firmado y el boleto del concierto. Los mismos que, como les contaba, encontré hoy en una caja mientras hacía baja policía en mi cuarto.

Ya no soy fan de Libido, aunque todavía me gusten varias de sus canciones. De lo que siempre seré fan, en cambio, es de la radio de mis días de adolescencia y la clase de ritos que traía consigo. Esperar horas escuchándola con el cassette listo para grabar LA canción (el techno fue mi northern soul, les hablaré de ello pronto), y rezar para que el locutor no la interrumpiera con su voz o con la cuña de la emisora. Anotar los títulos con cuidado, traducidos o erróneos en muchos casos. Ahorrar para comprar más cassettes y quedarte sin dinero para los conciertos. Llamar a la emisora para que te regalen entradas y disfrutar de lo que era uno de tus grupos favoritos. De eso, lo digo otra vez, siempre seré fan. Era el año dos mil y yo tenía pocos meses de haber cumplido los dieciséis.

lunes, 9 de febrero de 2015

LAS POSTALES DE JENS LEKMAN

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Este año Lekman vuelve con un nuevo LP. Sin embargo, a inicios de enero nos contaba que como compositor había emociones y pensamientos que no resistían todo el proceso creativo. Que hay grandes posibilidades en que algo deje de ser importante de una mañana a otra, lo cual a veces no es justo. Fue entonces que nuestro sueco favorito hizo una promesa de año nuevo: sentarse una vez por semana, durante todo el 2015, a componer una canción para preservar esas sensaciones en el tiempo (subiéndolas a su cuenta personal de Soundcloud). Luego de de tres álbumes y varios EPs y singles, es gratificante saber que busca nuevas maneras de estimular su creatividad imponiéndose un plan de trabajo tal. Pero a pesar de la alegría de saber que tendríamos una canción nueva de él por semana, yo desconfiaba de que pudiera lograrlo. Después de todo (eh, tú, Sufjan, no mires a otro lado) no es el primer compositor en dejar de lado un proyecto de esta clase.

Y véanlo, véannos ahora. Febrero casi acaba y tenemos ya seis postales, que así prefiere llamarlas él. Y todas son una belleza. Unas más, otras menos, pero todas tienen el encanto de lo cotidiano. ¿Cómo es posible que no use alguna de ellas en su nuevo disco? Estamos hablando de 52 canciones nuevas. Dos o tres seguro irán a parar al próximo álbum, ¿pero y las demás? Las melodías brotan de este señor, no hay duda.

Y todas tienen su marca, esa que tanto nos gusta. Los pianos lánguidos y solitarios de aquellos lejanos cortes del "Oh You're So Silent" en Postcard #1, diciéndonos que estas canciones son "como marcadores de libros en el tiempo, como migajas de pan". O describiéndonos una tarde en el parque con samples y toques jazzy en la #2. La tercera Postal, en cambio, resultó de algo mucho más especial como un pedido para tocar en una boda. ¡Jens entonces dedicó su nueva canción a los novios! Dos australianos que "sencillamente se despertaron un día y decidieron que el sol es aburrido" y terminaron casándose en Jukkasjärvi, una de las localidades más frías de Suecia (famosa por su hotel de hielo) "Si el amor puede sobrevivir aquí, entonces el amor puede sobrevivir en cualquier lugar". Qué envidia.

La cuarta Postal es mi favorita hasta el momento. Un accidentado viaje en bus (con truenos y todo) como catalizador de recuerdos que van quedando atrás, saliendo de diferentes partes del cuerpo y los sentidos (rimando cortex con gortex con vortex) La melodía es bellísima pero resignada, acompañándose otra vez de un piano y suaves vientos. Es una lástima que dure tan poco. En Postcard #5 narra las sensaciones que le dejan las giras y lo que creía de ellas cuando empezó a hacer música. No puede evitar pensar en todos los pequeños lugares que no ha visitado, lejos del circuito de los festivales y las ciudades principales. Así que propone tocar donde sea siempre que lo inviten. "Livingroom Tour" lo llama, y al final de la canción nos pide que le escribamos a su correo si queremos que toque en nuestra sala, el jardín de un amigo, o en la biblioteca.

La última de las postales hasta el momento es otra de mis preferidas. De los samples que usa, el de la banda sonora de Interstellar nos da la clave de la canción. Tal como lo hace el protagonista de la película, Jens deletrea en morse las palabras "I Miss You". ¿Pero cuántos de nosotros sabemos código morse? Así que al instante se deja de rodeos: "te extraño, te extraño, te extraño".

Te extraño...

Te extraño...


Sí, nuestro corazón podrá estar roto, pero aún quedan cuarenta y seis postales más que nos hagan compañía una vez por semana. "Entonces al final de este año podremos sentarnos tú y yo y escuchar todas estas 52 canciones, y recordar dónde estábamos y cuándo, y a quién besamos y a quién perdimos. Estoy deseando llegar a eso." Yo nunca quise llegar a eso, Jens. Pero ahí estaré de todas formas.

Postcards
Jens Lekman, 2015

lunes, 19 de enero de 2015

BELLE AND SEBASTIAN - GIRLS IN PEACETIME WANT TO DANCE (2015)

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Cuando supe que Belle And Sebastian lanzaría un nuevo trabajo no sentí lo que cabría esperar de un fan enamorado de sus primeros cinco álbumes. Sucede que han pasado ya más de diez años desde el último de esos cinco. Calibraron nuevas influencias, adoptaron métodos diferentes de trabajo, ni siquiera hicieron ascos al loudness war. Tal y como tienen ellos todo el derecho de probar nuevos caminos y sonidos, yo por mi parte les daba la espalda sin ápice de culpa (y con cierta pena) mientras buscaba belleza en otras bandas y canciones. Así funciona para mí. Pero nunca les he perdido el rastro del todo. Quizá (no, quizá no, de hecho) por ese pasado sus nuevos LPs aún podían generar expectativa y, lo más importante y la razón por la que aún no les negamos el saludo, todavía lograban emocionarnos en contadas ocasiones (¿tres o cuatro cortes por disco nuevo, tal vez?). Me refiero en concreto a "I Did't See It Coming", la BELLÍSIMA canción de Sarah Martin con que empieza su penúltimo disco. No podía quitarme su melodía de la cabeza, la ponía a todas horas, se la dediqué a mi por entonces novia, veía una y otra vez el videoclip. Era dulce, frágil, había en ella una esperanza emanando a borbotones. ¿Por qué diantres, se preguntarán ustedes a punto de dejar de leer esto, hablo de una canción de hace casi cinco años? De lo que tendría que estar contándoles es acerca del nuevo disco de nuestra (ex) banda favorita de Glasgow. Sucede que, lo crean o no, gran parte de las intenciones de este fresquito Girls In Peacetime... pueden explicarse con el make me dance I want to surrender que como un mantra no deja de repetir Murdoch a medida que la canción avanza y mientras no para de bailar en el clip promocional.

Son esos versos los que repite antes de empezar con The Party Line, el primero de los avances del nuevo álbum, en el Festival de Pitchfork de octubre del año pasado. Se trata de una presentación reveladora. Si bien nunca fueron reacios a moverse sobre el escenario y hacer del concierto una celebración, lo que se ve son diversos y numerosos juegos de luces, gigantes siluetas danzantes como fondo de escenario, sintes a mansalva y constantes golpes de platillo similar a cualquier clímax discotequero. Aunque ahora la canción me encanta, lo primero que pensé fue si era otro remix, similar a los incluidos en el recopilatorio The Third Eye Centre. Buscando más canciones nuevas doy con Enter Sylvia Plath y viene el espanto. ¿Es Belle And Sebastian, la intro de un videojuego noventero o la alarma de un Nokia? La escena se repite pero es todavía peor: Stuart Murdoch lleva una keytar.

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Pocas semanas después era el turno de Nobody's Empire, segundo adelanto con vídeo y todo, y para entonces ya sabíamos el título del LP y la imagen de portada. Lo que nos lleva al otro tema del disco: la política. Incluso toda la banda se fotografía sosteniendo los diarios escoceses del 18 de septiembre, día del referendo para independizarse de Inglaterra (Glasglow fue una de las ciudades con mayor porcentaje de voto a favor, aunque finalmente ganó el "NO"). Murdoch se apresura en matizar: "Alguien tratando de hacer un disco político es alguien haciendo un disco aburrido. Es lo que la gente hace cuando ha renunciado a la vida y el romance". Ambos elementos están muy presentes en toda la carrera de Belle And Sebastian, incluso en proyectos fuera del grupo como God Help The Girl, la película que Murdoch escribió y dirigió el 2013. También lo está en este disco desde la primera canción, la ya mencionada Nobody's Empire. Se trata de su composición más personal a la fecha, contándonos de sus profundos problemas de salud durante la adolescencia, sus visiones a medida que sanaba, lo que lo llevó a componer canciones y cómo perdió al amor de su vida (así es, aún no olvida ni olvidará jamás a Isobel Campbell) Confieso que no vi mayor gracia al principio y no volví a escucharla hasta que se filtró el álbum completo.

Tras escuchar estos doce cortes uno entiende mejor lo que quisieron transmitir. Es de agradecer que Belle And Sebastian, y en especial su compositor principal, sigan interesados en los mismos personajes: jóvenes atribulados con el sexo, sus discos, libros, y la negación a crecer. No es para nada un disco político pero ahora intentan (intentan, dije) describir además cómo la política afecta la burbuja propia de la edad. Y han querido aunar tal sensación con el escape que ofrece el baile. No siento que lo hayan logrado del todo. Ambas ideas parecen desentendidas una de la otra a medida que avanza un disco por ratos demasiado largo (62 minutos en edición normal) Quizá lo logren al cien por cien algún día y para ello vuelvan a cambiar de productor. El elegido para este álbum fue Ben Allen (quien ha trabajado con Deerhunter, Washed Out, CeeLo Green y Animal Collective), responsable de casi la totalidad de beats y sintes en este trabajo. Donde se le nota más es en la controversial Silvia Plath. Como ya les dije, no caí en ella desde el principio. ¿Qué importaba que se tratara de la notable escritora norteamericana? Eso no hace mejor a una canción pop. Pero olvidaba que de eso se trata finalmente. Y en este disco no encontrarán nada más POP que esto.

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Definitivamente es la primera mitad del álbum es la que más me gusta. Nobody's Empire (líneas como "Si vivimos por los libros y vivimos por la esperanza/¿eso nos hace dianas para los disparos?/Ahora te veo, eres madre de dos niños./Eres una silenciosa revolución" es de lo más bonito en lo que va del año), el cuento de alienación llamado Allie, la fiestera The Party Line (que en una radio de aquí duró varios días en el top del ranking), la dulce The Power Of Three, The Cat With The Cream con el gato como lo único puro y digno en un hogar lleno de gente horrible, Enter Silvia Plath homenajeando el Eurodisco. De lo que sigue no podría decir mucho ya que suena derivativo por momentos. Ever Had A Little Faith, por ejemplo, es una canción de la época Tigermilk/Sinister... a la que no encuentro mérito para haberla rescatado. Today es, como todo mensaje de paz, soporífero al igual que The Everlasting Muse y su confusión de ideas. Solo Sarah Martin y la potente The Book Of You (bajo retumbante, solo de guitara) más el dueto de Murdoch con Dee Dee Penny de las Dum Dum Girls en la saintetiennesca Play For Today logran despertarnos, ésta última durante más de siete minutos que casi ni se notan.

Rechacé este álbum en un principio, ahora me gusta más que antes. Y para eso, felizmente, no tuve que darle tantas vueltas. Pero lo que queda es la misma sensación de hace años. Buenas canciones, bastante disfrutables, y otras de las que me voy a olvidar el siguiente mes. No he vuelto a enamorarme, pero Girls In Peacetime Want To Dance mantiene la atención sobre ellos. Con el rabillo del ojo, todavía.

Girls In Peacetime Want To Dance
Belle And Sebastian, 2015
Matador Records

domingo, 4 de enero de 2015

LOS PROPÓSITOS DE AÑO NUEVO DE WOODY GUTHRIE

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Aún no apunto mis resoluciones para este nuevo año. No se rían. Los primeros días de enero todo es buena voluntad y buen ánimo, etc. Y ya que para muchos las vacaciones terminan y debemos volver al trabajo mañana, creo que hacer una lista de las cosas que queremos lograr (u olvidar) será un buen primer paso para que ciertas cosas mejoren. Además es divertido hacer listas. Si no lo creen vean estos propósitos de año nuevo escritos por Woody Guthrie el primer día de 1943 (o '42, la fecha no se conoce con exactitud). Treinta y tres promesas a uno mismo que harían palidecer a cualquier otra similar por la nobleza y simplicidad de sus enunciados. Algunos de ellos básicos en apariencia, pero comprensibles dada su errante vida en los trenes y las carreteras (lo que le valió conocer todo el territorio norteamericano). Junto con sus canciones, un reflejo del alma de un hombre eterno como Woody. Y un gran punto de partida para nuestros propios deseos.

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Esta es la lista traducida [y mis impertinencias entre corchetes]

01. Trabajar más y mejor.

02. Trabajar con un horario.

03. Lavarme los dientes si queda alguno.

04. Afeitarme.

05. Bañarme.

06. Comer bien (frutas, vegetales, leche)

07. Beber poco. [a menos que sea vino]

08. Escribir una canción por día.

09. Usar ropa limpia, verme bien.

10. Lustrar zapatos.

11. Cambiar calcetines.

12. Cambiar la ropa de cama con frecuencia.

13. Leer montones de libros buenos.

14. Escuchar mucho la radio. [en aquella época la radio no era la vergüenza que es ahora]

15. Aprender mejor de la gente.

16. Mantener el rancho limpio.

17. No estar sin compañía.

18. Estar alegre.

19. Mantener la máquina de la esperanza funcionando.

20. Soñar bien.

21. Depositar en el banco todo el dinero extra.

22. Ahorrar dinero.

23. Tener compañía pero no desperdiciar tiempo.

24. Enviar dinero a Mary y a los niños.

25. Tocar y cantar bien.

26. Bailar mejor.

27. Ayudar a ganar la guerra, vencer al fascismo. [Aún faltaban casi tres años para el fin de la Segunda Gran Guerra]

28. Amar a mamá.

29. Amar a papá.

30. Amar a Pete. [se refiere a Pete Seeger]

31. Amar a todos.

32. Decidirse.

33. Despertarse y luchar.


La imagen al inicio del post pertenece al ilustrador inglés Matt Pringle. A inicios del 2013 tuvo la buena idea de dibujar cada uno de los propósitos de Woody y publicarlos uno por día en su blog personal, recopilándolas un año después en un libro editado por él mismo (ya agotado). Pueden ver todas pinchando aquí

viernes, 2 de enero de 2015

KIKO AMAT - COSAS QUE HACEN BUM (2007)

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He buscado esta novela desde hace varios años pero cuando la encontré no la leí inmediatamente. Creo que se debió a que forma parte de la biblioteca donde trabajo y la seguridad de tenerla a la mano hizo que me enfoque en otras lecturas. Este libro habla un poco de esas actitudes. De la obsesión por la propia obsesión, de conseguir algo solo para ir a por lo siguiente. En esta su segunda novela Kiko Amat nos habla, sarcásticamente, de sus propias pasiones y mitologías. De sus años de juventud y baile, de amor por los discos, libros, historietas y los trapos más elegantes. La cantidad de referencias y name-dropping que ostenta con orgullo hace que puedas... no! que DEBAS encararlas lápiz y libreta en mano.

Esto es lo que ha venido a llamarse "novela de iniciación". Aquí el protagonista tiene apenas veinte años y consigo debe arrastrar las consecuencias de la muerte de sus padres. Es decir, mudarse de país a una ciudad del extrarradio y la crianza de una abuela anarquista que desde el primer momento se niega a educarlo convencionalmente. Lo que resulta es un adolescente solitario que a sus 16 años ya ha sido futurista, dadaísta, surrealista y situacionista. Listo para enfrentarse al instituto, las mujeres, los demás chicos y la novedad de la capital. ¿Dije "listo"? No nos engañemos. NADA te prepara para las cosas que te suceden por primera vez, y MENOS aún a esa edad. Por ello lo que hace BUM aquí es él, nuestro amigo Pánic Orfila, viviendo experiencias a la velocidad que lo permitan las drogas y las Vespas que roba. Conociendo los mejores discos de soul, nuevos looks, el amor, y la amistad construida a punta de puños y mandadas a la mierda. Su interacción con una pandilla de dandis y el papel que juega en sus actos subversivos es algo que también lo marca para el resto de su vida. Pánic es demasiado listo como para ignorar que todo eso lo está llevando al descalabro físico y emocional. Pero también, lo dijimos antes, es un adolescente lleno de obsesiones.

Uno de los varios puntos fuertes de la novela, junto con el gran sentido del humor y la proliferación de pistas, es el afán por el detalle. No se alarmen, no hay sillas descritas es dos páginas o capítulos narrando un paisaje ni nada por el estilo. Estamos ante un libro con influencias del pulp norteamericano, no ante un ladrillo literario ruso. Aquí adjetivos hay un montón, pero el autor prefiere usarlos para sus desopilantes símiles y la manera en que describe los ropajes de estos chicos y las sensaciones que causan las canciones que escuchan. En lo demás prefiere la acción, el disparar primero y preguntar después. Y eso es un triunfo que muchos escritores olvidan. No hay mejor manera de explicar a un personaje que poniéndolo a hacer cosas. ¿Tu personaje es un maldito loco? Pues no solo digas que lo es, que mejor haga locuras y así nosotros nos daremos cuenta.

La parte final, eso sí, resiente el puntaje final. Es derivativa y tiende a la repetición. Blandengue, en suma. La redención de su final incompleto hace que este bache no estropee la novela.

Quizá por eso Cosas Que Hacen Bum se lee prácticamente de un tirón. No es extraño que una productora española esté trabajando en la versión cinematográfica, cuyo borrador ha contado ya con la aprobación del mismo Kiko Amat. Cuándo estará lista es algo que aún no sabemos. De lo que estamos seguros es de estar ahí en primera fila para verla. O lo que es más real dada nuestras condiciones: seremos los primeros en descargarla.

Cosas que hacen BUM
Kiko Amat, 2007
Anagrama
300 páginas, rústica

miércoles, 31 de diciembre de 2014

PEGADITAS DE ORO 2014

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No estoy seguro si estos últimos doce meses han estado llenos de grandes discos en el sentido enciclopédico del término. Aquí en La Guerra Contra El Silencio tengo consideraciones diferentes y mido la importancia de mis canciones favoritas según la cantidad de vueltas que les he dado, lo mucho que sudé bailándolas, el tiempo que nos alegraron de camino al trabajo y lo fuerte que nos abrazaron al regreso, asegurándonos que a pesar de todo las cosas irán bien. Muchas de ellas están por llegar a casa, otras tendrán que esperar un poco más. Tampoco son solo veinte, pero una criba fue necesaria. Y aquí las presentamos, dispares entre sí pero todas compartiendo las mismas pulsaciones emocionales de quien esto escribe. Con la pretensión suficiente como para nombrar tanto a la escritora anarquista Voltairine de Cleyre, el Surrealismo, al Pierrot de la Comédie Italienne como a Michael Palin de los Pyton, el Modern Love de Bowie o al Joey de Friends sin perder en el camino la intención pop de los estribillazos y la melodía silbable. No quisimos agregar un segundo orden de preferencia, así que las ordenamos según fechas de lanzamiento.

ED HARCOURT - IN MY TIME OF DUST

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El nuevo año apenas había comenzado y Ed Harcourt entregaba un EP de seis canciones, una vez más, con el piano como leitmotiv compositivo. Pero es quizá el material más oscuro que ha lanzado hasta el momento, según él, como adelanto de un próximo larga duración dedicado a canciones perversas. El tono general es fantasmal y ambiguo, no sabemos si habla de suicidio, guerras mundiales o de orquestas de cadáveres. La que da nombre al disco parece una marcha militar de retirada, una súplica a que los tiempos mejoren aunque el entorno no sea el más propicio.

THE FLESHTONES - IT IS AS IT WAS

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Llevan casi cuarenta años juntos y tienen más energías que muchas bandas jóvenes de la actualidad. Lo que podría ser un clicherazo se aplica a ellos perfectamente sin problemas porque es verdad: Los Fleshtones son una banda de juerga, diversión y sudor; una banda con la que puedes saltar en calzoncillos por toda la casa o unirte a los cánticos de un grupo de marineros borrachos alzando jarras. Rock de garage en su expresión más pura e inocente. Una banda que a pesar de sus orígenes punks en la escena de Queens (cruzando el charco para tocar codo a codo con Ramones, Suicide, Blondie, etc. en el CBGB de los setenta y ochenta) todavía pueden mantener fresco su sonido agregando un poco de cuerdas o versiones en castellano de clásicos del garage sesentero (¡¡¡!!!) y cantando sobre novias que cambian sus status de facebook o hipsters echando a perder cafeterías y bares (¿alguien dijo El Monarca?). Un disco que habré escuchado decenas de veces desde febrero. Mi favorita es esta, donde reafirman su concepción del rock: "estás aquí para divertirte". El punto de partida fue "Sweat: The Story of the Fleshtones, America's Garage Band", libro biográfico editado el 2007. "No hicimos un montón de dinero / Pero hicimos lo que quisimos / Si lees "Sweat" / Lo puedes averiguar también". Claro que lo leeremos, pero por favor no cambien: sigan siendo como son.

ELBOW - CHARGE

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He respetado a Elbow desde aquellos lejanos días del Kazaa y el Audiogalaxy aunque no siempre haya seguido su carrera. En más de una ocasión los he sentido abstrusos y privados. En otras, en cambio, los resultados parecen cuajar con canciones algo más directas e instrumentaciones menos barrocas. Quizá tenga que ver el hecho de no haber modificado nunca sus miembros lo que los haga sonar cada vez más cohesionados. La voz de Guy Garvey es distintiva, sobre todo cuando el resto de la banda se une. Ese es el sonido clásico de Elbow que espero no dejen de lado. Decidí apuntarme con The Take Off And Landing Of Everything, su último LP y me ha dado buenos momentos. Un poco largo, eso sí (doble en su edición en vinilo). Pero canciones como Charge compensan: "soy el chico que la amaba tanto en cada canción".

ARIES - VISIONES

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Qué extraño saber que, antes de ser Aries, Isabel Fernández fue una Charades. Ella dice que este es su disco más personal y le creemos. Producto de haberse mudado a una nueva ciudad y pasar la mayor parte del tiempo sola, Isabel comenzó a juguetear con samples, cajas de ritmos, editar fanzines y pintar. Todo lo muestra aquí, desde la portada en la que podemos avistar el collage sonoro que domina todo el álbum. Pop sicodélico, tribal y positivo en su instrumentación. En contraste con letras catastrofistas, como en esta primera canción, la más directa y bella del álbum: "Veo casas y ciudades arder / Y si nunca te vuelvo a ver / He guardado todo en mi imaginación". De lo mejor que se ha editado en España este año.

KAISER CHIEFS - THE FACTORY GATES

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Este fue el pistoletazo de salida de un álbum que no supo mantener el nivel. Pero la canción en sí misma me parece maravillosa. A pesar de estar ambientada a comienzo del siglo pasado y mencionar la Acta de Bolsa de Trabajo de 1909 (cuya pretensión oficial era la de acabar con el desempleo pero, dada su poca efectividad, en la práctica más parecía orientada a disminuir el poder de los sindicatos), los resentimientos de esta canción son bastante vigentes y aplicables a cualquier entorno urbano o industrial: la ira, desesperanza y abatimiento de saberse atrapado en la rutina laboral diaria o el vivir en una periferia con pocas expectativas reales de escape. Como la música, por ejemplo.

BEN WATT - HENDRA

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Más de treinta años han tenido que pasar para que Ben Watt publiqué una segunda colección de canciones. Nada que reprocharle pues no solo el resultado está entre lo mejor que se editó este año, también se ha mantenido activo sacando singles solitarios cuando le apetecía, haciendo remezclas y sets de DJ en clubes diversos, y lanzando discos hermosos junto a su esposa Tracey Thorn bajo el nombre de Everything But The Girl. A pesar de todo ese bagaje en su mayoría electrónico, las canciones de este segundo LP son básicamente acústicas y de humor taciturno y crepuscular. Lo que no evita, sin embargo, que orquestaciones sintetizadas y solos de guitarra llenos de nervio hagan aparición (estas últimas cortesía de Bernard Butler y David Gilmour, ilustres invitados durante la grabación). Hendra es un ejemplo perfecto y quizá por ello el single principal del disco. Un disco que, lo dije antes, está para mí entre lo mejor del 2014.

DAMON ALBARN - LONELY PRESS PLAY

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De Damon Albarn poco hay que decir y no porque no estemos ante un compositor complejo y creativo, sino porque el éxito de su carrera musical ha sido objeto de análisis y atención en el mundo de la música pop de primera fila. Con justa razón, por supuesto. Y qué nos puede ofrecer en este su primer álbum si ya parece haber hecho de todo. Pues aquí encontramos canciones melancólicas de instrumentación minimalista, sentimientos de introspección y crítica social. Por ejemplo en Everyday Robots, canción que da nombre al disco, ataca la despersonalización de las relaciones humanas que trae consigo la tecnología al servicio de nuestras actividades diarias. Lonely Press Play, sin embargo, parece aceptar que esa misma tecnología ayuda también a sentirnos menos solos. Un gran disco que mereció mayor atención, mejores puestos en las listas de fin de año y ganar el Mercury Prize al que fue nominado. Si intencionalmente no he mencionado a Gorillaz y Blur es porque en verdad no hace falta.

THE PAINS OF BEING PURE AT HEART - KELLY

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Fui muy fan de los Pains durante todo el 2009 y 2010. Aquella seguidilla de discos de portadas monocromáticas nos presentaban una banda joven tan enamorada del shoegaze más accesible... y cuya temática podía abarcar el interés por la literatura (el nombre de grupo copia el título de un libro del escritor Charles Augustus Steen III) y la curiosidad por la sexualidad adolescente en todas sus formas. Pero algo se perdió de un álbum a otro. Say No To Love, el siguiente single, fue fantástico (en especial la cara B, quizá sus mejores cuatro minutos hasta la fecha) y hacía presagiar que la siguiente colección de canciones mantendría aquel estado de gracia. Lamentablemente no fue así. Endurecieron su sonido y en conjunto el segundo disco pecó de una seriedad realmente innecesaria. A pesar de ello mantuve algo de interés en sus siguientes lanzamientos aunque ya no esperara gran cosa del tercer LP que lanzaron este año. Incluso los avances no entusiasmaban demasiado. Lo primero que me sorprendió fue el desbande de todos los miembros, quedando solo Kip Berman (cantante y compositor principal) Bien escuchado, el nuevo material recupera parte de aquella frescura inicial. Mucho de ello se debe no solo a que se trata de una banda prácticamente nueva, también la voz de Ben Goma, vocalista de Another Sunny Day In Glasgow, es mejor que la de Berman y la de Peggy Want (antigua tecladista de los Pains, quien además hacía los coros) No por nada el Village Voice la ha declarado 'Mejor Voz Femenina' del 2014. Kelly, con su tufazo a This Charming Man, es mi favorita de todas estas nuevas canciones. Es inocente, romántica, ambigua, graciosa y muy tú-y-yo-contra-el-mundo.

MARTHA - PRESENT, TENSE

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La más urgente/desesperada de la lista y la de sonido más noventero (en el buen sentido de la palabra) Martha son otra banda joven con apenas un par de cassettes y un primer álbum editado este año. Por eso no hay mucho más que agregar salvo que provienen de la escena DIY del norte de Inglaterra (exactamente de Pity Me, villa suburbana que muestran en el clip de esta canción), militan en el veganismo y el straight-edge y su nombre de grupo es un homenaje al último ejemplar con vida de la ya extinta paloma migratoria. Present, Tense es guitarrera (como todo el resto del LP) y tiene un coro adictivo. Es una queja contra nuestra tendencia a idealizar el pasado y a poner demasiada expectativa en el futuro. Los Martha solo quieren un presente que dure y valga la pena.

LOS RETROVISORES - COMPRENSIÓN

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Comenzaron a participar en algunos recopilatorios del underground barcelonés de filiación sixties (Moderno Pero Español, Somos Los Mods vol.1, etc) y ya desde entonces su sonido lleno de hammond y vientos sobresalía en el mar de revivalistas. Con precisión pop, actitud de pandilla, y letras entre sentidas y sarcásticas, sus discos y presentaciones en vivo son verdaderas invitaciones a la celebración. Luego de dos referencias en larga y mediana duración, llega a mediados de año este nuevo EP en el que suenan más cuajados y duros ("cafre soul" o "deep beat" dirían los entendidos) pero igual de fiesteros. También queda claro por qué Los Retrovisores es un gran nombre para una banda como ellos. Cogen elementos del pasado, claro, versionando por ejemplo el cover de Lord Sitar de I Can See For Miles (así de puristas pueden ser) pero logrando un característico sonido propio que no ha hecho sino mejorar con cada lanzamiento. No por nada titularon su primer LP "La nostalgia ya no es lo que era". De este nuevo siete pulgadas mi favorita es la cara A. Ahora Sé Que Serás Mi Amor es una canción fantástica llena de saxos y trompetas para dedicar (o más bien amenazar, ja!) a esa persona... peeeeeeeeero es un cover, bastante respetuoso, de los Disciples Of Soul (consigan como sea el single original, no solo por That's The Way Love Goes sino por Together, un lado B sensual y doloroso como pocos), razón por la que no puedo elegirla como una de mis favoritas del año, aunque lo sea. Comprensión es la que entra en esta lista y méritos no le faltan. Una canción del tipo me-largo-a-beber-con-mis-amigos-y-qué. Abre de mejor manera el EP demostrando que las lecciones las tienen bien aprendidas y el humor bastante intacto. Ojalá editen material pronto.

COMET GAIN - 'SAD LOVE' AND OTHER SHORT STORIES

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Es curioso darse cuenta cómo muchas de las bandas que logran desmarcarse de un solo género logran permanecer en el tiempo y lanzar continuamente discos apreciables. Comet Gain es una de ellas, mal vistos en la escena mod/northern soul inglesa que los vio nacer. Con una estimulante carrera a sus espaldas este año regresaron con un álbum lleno de pop luminoso, trompetas, violines, baladas, amor por los sesenta y las historias cotidianas. Paperback Ghosts es tal y como tendría que sonar Belle And Sebastian actualmente. Al ser los londinenses una banda con más antigüedad la comparación es injusta, pero inevitable también porque ambas tienen algunas influencias compartidas. Un disco que crece cada vez más con cada escucha. Sad Love..., el single de adelanto, es el recuerdo de la persona más importante que has conocido y perdiste. Vidas separadas por un sentimiento que ya no es mutuo. Frases como "Rezas para que ustedes dos sientan lo mismo / Cuando terminas pero no quieres", con ese violín llorando por debajo, es el primer momento más triste que escuché en los discos del 2014.

LITERATURE - THE ENGLISH SOFTHEARTS

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Lo primero que pensé fue "¿Literatura? ¡Qué pretenciosos!" Minutos después esas consideraciones desaparecieron. Había olvidado que los estaba conociendo gracias Slumberland Records, sello que nos ha dado tantas alegrías. A mediados de año a través de su cuenta de SoundCloud adelantaban el segundo disco de estos muchachos de Filadelfia con una canción de melodía sixties llena de ecos y tufo shoegaze (y un final similar al de la primera apertura de Digimon, la verdad sea dicha XD) Aún seguíamos llevándola a todas partes cuando un adelanto más, la envolvente New Jacket, vino a querer quitarle el lugar y por poco y lo logra. Grabado en el Marlborough Farms Studio de Gary Olson (líder de los estimables Ladybug Transistor, quien también ha acogido otras bandas independientes como Essex Green y Crystal Stilts), el álbum resultante es una colección de canciones que vuelve bailable (¡todavía más!) el sonido independiente británico de los primeros noventa. Entre todas ellas seguimos prefiriendo The English Softhearts, que desde el mismo título deja clara sus intenciones de agradecido homenaje.

CAPITÁN SUNRISE - EL CUBISMO, LA VANGUARDIA

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La más retozona de toda la lista. Esta banda de Zaragoza/Madrid comienza a dar que hablar luego de que Elefant Records les editara un disco (ya descatalogado) para su colección New Adventures In Pop. Por aquí, en cambio, los conocí recién con el álbum que lanzaron hace algunos pocos meses (también agotado), esta vez vía Discos De Kirlian (sello Barcelonés de actividad constante). Precisamente el adelanto de aquel CD fue esta encantadora canción que Luis Calvo nos hiciera escuchar a través de Viaje A Los Sueños Polares, su programa de radio online. Nos recuerda a esas primeras maquetas de Milkyway, al pop sesentero más cándido, con palmas y xilófonos que hemos oído en cientos de cortes twee, con la diferencia que aquí están acompañadas de letras divertidas e ingeniosas. Me atrapó instantáneamente y en el momento que más lo necesitaba: muerto de aburrimiento por tener que trabajar también los sábados, estaba además atravesando por un bajo momento en mi relación sentimental. "Aún queda tiempo para poder / solucionar el problema" es el final que prometía una luz, mejores momentos, la guinda positiva de un pastel lleno de colores y sabores agridulces. Fue la mejor manera de presentar un álbum que felizmente no abusa de este sonido; por el contrario, demuestra un abanico mucho más amplio. ¿Qué otra felicidad nos ha dado este lanzamiento? Pues conocer el trabajo estimulante y, en ocasiones, surrealista del ilustrador vizcaíno Gorka Olmo.

SIN RUMBO - FRECUENCIAS

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La culpa es de las recomendaciones semanales de Notodo. ¿O fue el boletín de Zona de Obras? No recuerdo bien. ¡Ambas se parecen tanto! Tampoco son fuentes muy confiables pero sirven para mejorar el alcance de nuestro radar. El asunto es que alguna de ellas comentaba lo nuevo de esta banda pero a mí no me sonaban de nada. Y el nombre del grupo y de la canción tampoco me transmitían mucho (y siguen sin hacerlo) Hice el clic de rutina, se trataba de un videoclip. La banda tocando en un bosque iluminado únicamente por neón dan paso a un niño en un techo corriendo en zigzag con las manos extendidas, simulando volar. Parece obsesionado con las alturas, con estrellas, con astronautas. Más imágenes de la banda, esta vez alzando guitarras a la altura del pene. Ahora vemos al niño y a sus amigos manejando sus bicicletas a toda velocidad hasta salir de la ciudad. Luego deambulan por un bosque y las tomas son como de película ochentera de aventuras, de las que solían dar los domingos por la tarde, tipo Cuenta Conmigo o La Caravana del Valor. La banda sigue tocando y ya tengo claro para entonces que no me gustan ni sus peinados ni sus barbas ni sus camisas (¡especialmente sus camisas!). Un estupidez mía, obviamente. Sigo sin saber por qué se llaman así, si saben moverse muy bien frente a las cámaras. A los niños, en cambio, eso no les importa. Están demasiado ocupados construyendo una nave espacial con cartones, tecnopor y papel plateado. Ya es de noche y lo han conseguido. El niño del casco entra a la nave y los demás lo saludan/despiden solemnemente con un gesto militar. Pero son interrumpidos por unos guardabosques. O militares reales, qué se yo. El caso es que son adultos y eso basta para que la diversión acabe. Con jalones de oreja son desalojados pero el niño sigue en la nave y logra ascender a las estrellas. La idea no es tan original, claro que lo sé. Pero si vi todo el clip fue porque la canción lo amerita. Es tan positiva, tan popera, tan bailable. "¿Quién nos puede quitar lo que está por venir?" Y sin darme cuenta la he oído miles de veces. Tanto que no he querido buscar y escuchar el disco completo (todavía) por temor a que las demás canciones no sean igual de bonitas. Y tampoco hace falta.

ELECTRIC YOUTH - RUNAWAY

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Electric Youth son los canadienses Bronwyn Griffin y Austin Garrick, dos enamorados haciendo música desde hace apenas unos pocos años, colaborando con otros músicos por aquí y por allá, editando un EP, llamando la atención de algunos medios: "one of the 20 Best Songs of 2011", "one of the Ten Artists You Need To Know" (y categorías por el estilo) De todo esto, desde luego, me he enterado después porque los conocí recién gracias al boletín semanal de noticias que Secretly Canadian envía al correo. En él anunciaban con orgullo el lanzamiento, por fin, del primer larga duración del dúo. Mentiría si les dijera que llamó mi atención no solo por tratarse de esa casa discográfica (Jens Lekman, JJ, The War On Drugs, ¿ven a qué me refiero?) sino porque leer "Electric Youth" me trajo a la mente esa canción de finales de los ochenta que tú también conoces. ¡Sí, esa misma! No es una conexión descabellada, faltaba más, pero la pareja asegura que lo que hacen no tiene nada que ver con nostalgia o el regreso de un sonido. Les creo a medias, porque lo quieran o no esta canción y en general todo el álbum (lleno de grandes canciones, tuve problemas para elegir cuál de todas era mi favorita) sí remite a años anteriores. Felizmente no mucho. Esto es música de baile estimulante, evocadora, llena de teclados soñadores y beats latiendo como corazones al unísono. A pesar de su atmósfera tristefeliz es, quiero creer, una canción esperanzadora. Dos jóvenes sin medios a los que no les importa que les falte mucho todavía por vivir, lo que quieren es vivirlo juntos. Tal y como se muestra en su hermoso videoclip.

ALLO DARLIN' - KINGS AND QUEENS

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Hay tres cosas que me encantan de Allo Darlin' y que los hacen sobresalir en la escena indiepop internacional. Primero: sus melodías, bonitas en la justa medida antes de llegar a ser dulzonas. Incluso sus canciones más pop e inmediatas nunca pierden sobriedad y elegancia. El punto dos viene ligado al anterior: la voz de Elizabeth Morris es seca y ligeramente ronca, una rara mezcla que tiene al mismo tiempo carácter y fragilidad. Mucho de las melodías sobresalen gracias a ella y sus inflexiones. En tercer lugar están las letras: no muy alejadas de los tópicos románticos pero bastante personales. Un repaso rápido de ellas nos muestran las vivencias de la vocalista en aspectos como el formar una banda, la amistad, el amor, mudarse de país y recientemente el matrimonio. Todo ello sin caer en puntos de vista femeninos en demasía, lo que las hace cercanas a cualquier persona en general. Disfruté mucho su último álbum, We Come From The Same Place; creo que es el mejor que tienen hasta la fecha y reúne más que nunca todas las características que acabo de mencionar. Lleno de canciones preciosas estuve en duda acerca de cuál elegir como una de mis favoritas del año. Me decidí por Kings And Queens por transmitir lo que he sentido en estos últimos meses en materia personal. Para cuando llega el coro y cantan lo de "Lo que tenemos, sabemos que ellos nunca lo tendrán / Esto es todo lo que necesitaba" mi corazón ya se ha convertido en gelatina.

LOS NASTYS - FUMAR, BEBER Y ROMPER

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No sé qué pensar de Los Nastys. Me gustan harto sus canciones y eso es lo único que debería importar pero entonces los veo esforzándose por alimentar una imagen de "locos" y "borrachos"... imagen que están en su derecho de querer tener y puede ser divertida para un grupo cuya edad promedio no pasa de los 25 años, pero puede llevarlos también a convertirse en una caricatura de sí mismos. Leídas algunas de sus declaraciones, sé al menos que están consientes de pertenecer a una generación donde la descontextualización es pan de cada día y si hoy soy garage mañana puedo ser movida española sin despegarme de mi computadora más que para ir al baño. Es un poquito triste, y quizá Los Nastys solo estén revelándose al apelar al sinsentido, los pedos, las pollas y a experiencias sicotrópicas. Fumar, Beber y Romper es la suma de todo ello: si me dejas me da igual, consigo otra chica, otra botella, armo otro pleito y me cago en todo. Como escapismo es frenéticamente perfecto pero, insisto, espero que no se vuelvan una caricatura. Hay razones, felizmente, para pensar que podría no ser así. En los dos EPs que lanzaron a principios y mediados de año hay espacio también para la lucidez urbana, el sarcasmo religioso y derroteros musicales no tan genéricos. Solo queda esperar el primer LP y seguir disfrutando de sus canciones, u olvidarse de ellos.

MY FAVORITE - SECOND EMPIRE

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Quienes me conocen saben que esta es una de mis bandas más importantes, así que pronto volveré a hablar de ellos con mayor detenimiento. Razones sobran: este año han re-editado su primer LP, rescatando versiones de single, canciones editadas solo en cassette, un folleto con su historia desde fines de los ochenta y piensan hacer lo mismo con su segundo disco el próximo 2015. También están trabajando en material nuevo que ya están presentando en vivo. Este adelanto hereda lo mejor del pop electrónico bailable de corte oscuro. "Bailar es lo que haces cuando aún no te has enterado de lo mal que están las cosas. O cuando ya te has enterado, pero quieres olvidarlo a toda costa. Bailar para no llorar. Bailar para mantener alejada la marea de la tristeza." Esta cita resume lo que significa para ellos y para nosotros el nuevo single de My Favorite luego de diez años, dos disoluciones y pérdidas de miembros. Pero si algo ha caracterizado a los de Long Island es el saber levantarse expiando sus demonios. "Podrías salvar nuestras almas / ¿Pero qué hay de nuestro fantasma? / Aún congelado en un holocausto adolescente". Ese apunte de saxo es nuestro segundo momento más doloroso del año. Nuestros compañeros han regresado por fin. Bailando entre escombros para purificarse y a nosotros con ellos.

LOS PUNSETES - MUSEO DE HISTORIA NATURAL

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Sé de gente que los odia y de otras personas que, como yo, los adora. Felizmente somos más los que gustamos de ellos y esperamos sus discos con emoción. Su estilo ruidoso de guitarras cercanas al indie noventero sumado a letras la mar de locas y engañosamente estrambóticas son un acontecimiento para nosotros. Lo que he notado en este nuevo lanzamiento es una producción que frena a la banda en varios momentos (frenazo artificial de estudio que los madrileños van a tener que imitar en sus presentaciones) y un ánimo melancólico y pesimista en casi la totalidad de canciones. Reproches a la ciudad, los amigos, las propias expectativas, las relaciones de pareja y los críticos frustrados que se creen llamados a defender la corrección moral y política y que al final solo hablan tonterías. Me Gusta Que Me Pegues es la payasada de rigor a la que nos tienen acostumbrados y el primer single de adelanto que quizá sea la razón por la que mucha gente aún tiene la idea equivocada de ellos. Pero no es para nada representativa del disco. Museo De Historia Natural es nuestra preferida y parte de una premisa extraña: la visita a un museo de animales disecados en la que estos con la mirada nos dicen que su condición actual escapó a su responsabilidad, que de un momento a otro quedaron detenidos en el tiempo sin haber logrado todo lo que querían. Los Punsetes no quieren acabar igual. Ni nadie, creo yo. Que estemos haciendo algo para evitarlo ya es otra cuestión.

COOPER - IDEAL

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Alejandro Diez pertenece a esa clase de músicos que permanecen en forma a punta de nuevos discos e intereses. No solo ha publicado libros y animado fiestas modernistas (llegando hasta Argentina), también realizó una serie de conciertos al medio día en varias ciudades de España para que fans más jóvenes puedan verlo. Esta clase de actitudes, junto a canciones de pop cristalino que edita cada cierto tiempo, hace que cada uno de sus lanzamientos sea especial. Este 2014 ha regresado con EP bajo el brazo. Los Veranos Son Para Soñar, el single de adelanto en lindo vinilo blanco, despedía la estación para él pero para nosotros no hace más que acompañar nuestros días de sol que apenas comienzan. El extended del mes pasado amplía esa sensación con cinco canciones más y las pasiones que ya le conocemos: las tardes, la ciudad, el amor, el sol y la amistad. Ésta es la que da comienzo y a nuestro juicio la más adorable: un mimo que no puede salirse del papel para hablar con alguien que amenaza con irse para siempre de una ciudad que ya no aguanta. Power pop ideal.


Y esas fueron nuestras veinte canciones preferidas de estos últimos doce meses. No hemos considerado algunos discos que llegaron demasiado tarde a nosotros, como el de Ariel Pink, Sleaford Mods, Vic Godard & Subway Sect y especialmente nuestro héroe Billy Childish. Será motivo para futuros posteos el 2015. Por lo pronto este 2014 nos deja, al menos en este aspecto, una agradable sensación en los oídos.

sábado, 22 de marzo de 2014

THUD, CRACKLE, POP : UNA EXPOSICIÓN PARA LOS AMANTES DEL VINILO

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Pete McKee es uno de nuestros ilustradores favoritos. Paisano de los Pulp y los Arctic Monkeys, parece haberle influenciado el hecho de nacer en un gran año para la música pop británica. Lo cierto es que se trata de un gran enamorado de la cultura popular de su país, demostrándolo en cada una de sus pinturas. Fútbol, moda, cine, música, literatura, son temáticas de un trabajo que ha ocupado murales, diarios, afiches y libros, ganando reconocimiento no solo entre sus ahora admiradores sino dentro del mismo ámbito al que rinde homenaje (no es raro encontrar una foto del artista junto a, por ejemplo, Jarvis Cocker o Richard Hawley)

Es precisamente esa temática musical la que más satisfacciones parece darle, y no es de extrañar teniendo en cuenta que McKee adora el coleccionismo de discos y todo lo que eso conlleva. Ha decidido entonces volver a preparar, tras cuatro años sin presentarse en Londres, una muestra de material nuevo. "’Thud, Crackle, Pop’: A Pop-Up Exhibition For Vinyl Lovers" es una exposición dedicada esta vez a los amantes del vinilo como formato. Ilustraciones y pinturas han sido colocadas en javas y mostradores para que los asistentes las vean como si estuvieran buscando y/o comprando discos, pues toda la galería ha sido re-diseñada a manera de una tienda de discos local. Una gran idea que lo hará aún más popular y abarrotará la sala, pues la muestra solo va durante dos días (el penúltimo fin de semana de mayo) y además el ingreso será gratuito.

Respecto al nombre, Pete explica: "Se trata de una celebración de todas las cosas del vinilo. Ya que la música es audible, el vinilo trae esa cualidad física a ella. Todo el proceso es una performance; hojear entre las javas, sacar con cuidado el disco de la funda, voltear tu lado preferido, colocarlo en la tornamesa y bajar cuidadosamente el brazo sobre el disco negro que gira. Oyendo el "thud", "crackle" y "pop" antes de que el surco empiece a sonar. Recostándote con la funda, admirando el arte de la carátula y leyendo las letras. Este es mi homenaje al vinilo y la gloria de las portadas de doce pulgadas".

Mi mor por este formato es el mismo desde hace años, por eso entendiendo muy bien a qué se refiere. Así que, aunque esté lejos, prestaré atención a cualquier noticia de esta exposición. Ya sea mediante los fans o a través de la web creada especialmente para el evento: www.thudcracklepop.com En ella hay vídeos, fotografías, entrevistas y listas hechas por personalidades de la música y el arte gráfico. Vale mucho la pena echarle un vistazo.

Pete McKee
’Thud, Crackle, Pop’: A Pop-Up Exhibition For Vinyl Lovers
Viernes 23 y Sábado 24 de Mayo
Londres, 2014