lunes, 9 de febrero de 2015

LAS POSTALES DE JENS LEKMAN

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Este año Lekman vuelve con un nuevo LP. Sin embargo, a inicios de enero nos contaba que como compositor había emociones y pensamientos que no resistían todo el proceso creativo. Que hay grandes posibilidades en que algo deje de ser importante de una mañana a otra, lo cual a veces no es justo. Fue entonces que nuestro sueco favorito hizo una promesa de año nuevo: sentarse una vez por semana, durante todo el 2015, a componer una canción para preservar esas sensaciones en el tiempo (subiéndolas a su cuenta personal de Soundcloud). Luego de de tres álbumes y varios EPs y singles, es gratificante saber que busca nuevas maneras de estimular su creatividad imponiéndose un plan de trabajo tal. Pero a pesar de la alegría de saber que tendríamos una canción nueva de él por semana, yo desconfiaba de que pudiera lograrlo. Después de todo (eh, tú, Sufjan, no mires a otro lado) no es el primer compositor en dejar de lado un proyecto de esta clase.

Y véanlo, véannos ahora. Febrero casi acaba y tenemos ya seis postales, que así prefiere llamarlas él. Y todas son una belleza. Unas más, otras menos, pero todas tienen el encanto de lo cotidiano. ¿Cómo es posible que no use alguna de ellas en su nuevo disco? Estamos hablando de 52 canciones nuevas. Dos o tres seguro irán a parar al próximo álbum, ¿pero y las demás? Las melodías brotan de este señor, no hay duda.

Y todas tienen su marca, esa que tanto nos gusta. Los pianos lánguidos y solitarios de aquellos lejanos cortes del "Oh You're So Silent" en Postcard #1, diciéndonos que estas canciones son "como marcadores de libros en el tiempo, como migajas de pan". O describiéndonos una tarde en el parque con samples y toques jazzy en la #2. La tercera Postal, en cambio, resultó de algo mucho más especial como un pedido para tocar en una boda. ¡Jens entonces dedicó su nueva canción a los novios! Dos australianos que "sencillamente se despertaron un día y decidieron que el sol es aburrido" y terminaron casándose en Jukkasjärvi, una de las localidades más frías de Suecia (famosa por su hotel de hielo) "Si el amor puede sobrevivir aquí, entonces el amor puede sobrevivir en cualquier lugar". Qué envidia.

La cuarta Postal es mi favorita hasta el momento. Un accidentado viaje en bus (con truenos y todo) como catalizador de recuerdos que van quedando atrás, saliendo de diferentes partes del cuerpo y los sentidos (rimando cortex con gortex con vortex) La melodía es bellísima pero resignada, acompañándose otra vez de un piano y suaves vientos. Es una lástima que dure tan poco. En Postcard #5 narra las sensaciones que le dejan las giras y lo que creía de ellas cuando empezó a hacer música. No puede evitar pensar en todos los pequeños lugares que no ha visitado, lejos del circuito de los festivales y las ciudades principales. Así que propone tocar donde sea siempre que lo inviten. "Livingroom Tour" lo llama, y al final de la canción nos pide que le escribamos a su correo si queremos que toque en nuestra sala, el jardín de un amigo, o en la biblioteca.

La última de las postales hasta el momento es otra de mis preferidas. De los samples que usa, el de la banda sonora de Interstellar nos da la clave de la canción. Tal como lo hace el protagonista de la película, Jens deletrea en morse las palabras "I Miss You". ¿Pero cuántos de nosotros sabemos código morse? Así que al instante se deja de rodeos: "te extraño, te extraño, te extraño".

Te extraño...

Te extraño...


Sí, nuestro corazón podrá estar roto, pero aún quedan cuarenta y seis postales más que nos hagan compañía una vez por semana. "Entonces al final de este año podremos sentarnos tú y yo y escuchar todas estas 52 canciones, y recordar dónde estábamos y cuándo, y a quién besamos y a quién perdimos. Estoy deseando llegar a eso." Yo nunca quise llegar a eso, Jens. Pero ahí estaré de todas formas.

Postcards
Jens Lekman, 2015

lunes, 19 de enero de 2015

BELLE AND SEBASTIAN - GIRLS IN PEACETIME WANT TO DANCE (2015)

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Cuando supe que Belle And Sebastian lanzaría un nuevo trabajo no sentí lo que cabría esperar de un fan enamorado de sus primeros cinco álbumes. Sucede que han pasado ya más de diez años desde el último de esos cinco. Calibraron nuevas influencias, adoptaron métodos diferentes de trabajo, ni siquiera hicieron ascos al loudness war. Tal y como tienen ellos todo el derecho de probar nuevos caminos y sonidos, yo por mi parte les daba la espalda sin ápice de culpa (y con cierta pena) mientras buscaba belleza en otras bandas y canciones. Así funciona para mí. Pero nunca les he perdido el rastro del todo. Quizá (no, quizá no, de hecho) por ese pasado sus nuevos LPs aún podían generar expectativa y, lo más importante y la razón por la que aún no les negamos el saludo, todavía lograban emocionarnos en contadas ocasiones (¿tres o cuatro cortes por disco nuevo, tal vez?). Me refiero en concreto a "I Did't See It Coming", la BELLÍSIMA canción de Sarah Martin con que empieza su penúltimo disco. No podía quitarme su melodía de la cabeza, la ponía a todas horas, se la dediqué a mi por entonces novia, veía una y otra vez el videoclip. Era dulce, frágil, había en ella una esperanza emanando a borbotones. ¿Por qué diantres, se preguntarán ustedes a punto de dejar de leer esto, hablo de una canción de hace casi cinco años? De lo que tendría que estar contándoles es acerca del nuevo disco de nuestra (ex) banda favorita de Glasgow. Sucede que, lo crean o no, gran parte de las intenciones de este fresquito Girls In Peacetime... pueden explicarse con el make me dance I want to surrender que como un mantra no deja de repetir Murdoch a medida que la canción avanza y mientras no para de bailar en el clip promocional.

Son esos versos los que repite antes de empezar con The Party Line, el primero de los avances del nuevo álbum, en el Festival de Pitchfork de octubre del año pasado. Se trata de una presentación reveladora. Si bien nunca fueron reacios a moverse sobre el escenario y hacer del concierto una celebración, lo que se ve son diversos y numerosos juegos de luces, gigantes siluetas danzantes como fondo de escenario, sintes a mansalva y constantes golpes de platillo similar a cualquier clímax discotequero. Aunque ahora la canción me encanta, lo primero que pensé fue si era otro remix, similar a los incluidos en el recopilatorio The Third Eye Centre. Buscando más canciones nuevas doy con Enter Sylvia Plath y viene el espanto. ¿Es Belle And Sebastian, la intro de un videojuego noventero o la alarma de un Nokia? La escena se repite pero es todavía peor: Stuart Murdoch lleva una keytar.

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Pocas semanas después era el turno de Nobody's Empire, segundo adelanto con vídeo y todo, y para entonces ya sabíamos el título del LP y la imagen de portada. Lo que nos lleva al otro tema del disco: la política. Incluso toda la banda se fotografía sosteniendo los diarios escoceses del 18 de septiembre, día del referendo para independizarse de Inglaterra (Glasglow fue una de las ciudades con mayor porcentaje de voto a favor, aunque finalmente ganó el "NO"). Murdoch se apresura en matizar: "Alguien tratando de hacer un disco político es alguien haciendo un disco aburrido. Es lo que la gente hace cuando ha renunciado a la vida y el romance". Ambos elementos están muy presentes en toda la carrera de Belle And Sebastian, incluso en proyectos fuera del grupo como God Help The Girl, la película que Murdoch escribió y dirigió el 2013. También lo está en este disco desde la primera canción, la ya mencionada Nobody's Empire. Se trata de su composición más personal a la fecha, contándonos de sus profundos problemas de salud durante la adolescencia, sus visiones a medida que sanaba, lo que lo llevó a componer canciones y cómo perdió al amor de su vida (así es, aún no olvida ni olvidará jamás a Isobel Campbell) Confieso que no vi mayor gracia al principio y no volví a escucharla hasta que se filtró el álbum completo.

Tras escuchar estos doce cortes uno entiende mejor lo que quisieron transmitir. Es de agradecer que Belle And Sebastian, y en especial su compositor principal, sigan interesados en los mismos personajes: jóvenes atribulados con el sexo, sus discos, libros, y la negación a crecer. No es para nada un disco político pero ahora intentan (intentan, dije) describir además cómo la política afecta la burbuja propia de la edad. Y han querido aunar tal sensación con el escape que ofrece el baile. No siento que lo hayan logrado del todo. Ambas ideas parecen desentendidas una de la otra a medida que avanza un disco por ratos demasiado largo (62 minutos en edición normal) Quizá lo logren al cien por cien algún día y para ello vuelvan a cambiar de productor. El elegido para este álbum fue Ben Allen (quien ha trabajado con Deerhunter, Washed Out, CeeLo Green y Animal Collective), responsable de casi la totalidad de beats y sintes en este trabajo. Donde se le nota más es en la controversial Silvia Plath. Como ya les dije, no caí en ella desde el principio. ¿Qué importaba que se tratara de la notable escritora norteamericana? Eso no hace mejor a una canción pop. Pero olvidaba que de eso se trata finalmente. Y en este disco no encontrarán nada más POP que esto.

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Definitivamente es la primera mitad del álbum es la que más me gusta. Nobody's Empire (líneas como "Si vivimos por los libros y vivimos por la esperanza/¿eso nos hace dianas para los disparos?/Ahora te veo, eres madre de dos niños./Eres una silenciosa revolución" es de lo más bonito en lo que va del año), el cuento de alienación llamado Allie, la fiestera The Party Line (que en una radio de aquí duró varios días en el top del ranking), la dulce The Power Of Three, The Cat With The Cream con el gato como lo único puro y digno en un hogar lleno de gente horrible, Enter Silvia Plath homenajeando el Eurodisco. De lo que sigue no podría decir mucho ya que suena derivativo por momentos. Ever Had A Little Faith, por ejemplo, es una canción de la época Tigermilk/Sinister... a la que no encuentro mérito para haberla rescatado. Today es, como todo mensaje de paz, soporífero al igual que The Everlasting Muse y su confusión de ideas. Solo Sarah Martin y la potente The Book Of You (bajo retumbante, solo de guitara) más el dueto de Murdoch con Dee Dee Penny de las Dum Dum Girls en la saintetiennesca Play For Today logran despertarnos, ésta última durante más de siete minutos que casi ni se notan.

Rechacé este álbum en un principio, ahora me gusta más que antes. Y para eso, felizmente, no tuve que darle tantas vueltas. Pero lo que queda es la misma sensación de hace años. Buenas canciones, bastante disfrutables, y otras de las que me voy a olvidar el siguiente mes. No he vuelto a enamorarme, pero Girls In Peacetime Want To Dance mantiene la atención sobre ellos. Con el rabillo del ojo, todavía.

Girls In Peacetime Want To Dance
Belle And Sebastian, 2015
Matador Records

domingo, 4 de enero de 2015

LOS PROPÓSITOS DE AÑO NUEVO DE WOODY GUTHRIE

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Aún no apunto mis resoluciones para este nuevo año. No se rían. Los primeros días de enero todo es buena voluntad y buen ánimo, etc. Y ya que para muchos las vacaciones terminan y debemos volver al trabajo mañana, creo que hacer una lista de las cosas que queremos lograr (u olvidar) será un buen primer paso para que ciertas cosas mejoren. Además es divertido hacer listas. Si no lo creen vean estos propósitos de año nuevo escritos por Woody Guthrie el primer día de 1943 (o '42, la fecha no se conoce con exactitud). Treinta y tres promesas a uno mismo que harían palidecer a cualquier otra similar por la nobleza y simplicidad de sus enunciados. Algunos de ellos básicos en apariencia, pero comprensibles dada su errante vida en los trenes y las carreteras (lo que le valió conocer todo el territorio norteamericano). Junto con sus canciones, un reflejo del alma de un hombre eterno como Woody. Y un gran punto de partida para nuestros propios deseos.

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Esta es la lista traducida [y mis impertinencias entre corchetes]

01. Trabajar más y mejor.

02. Trabajar con un horario.

03. Lavarme los dientes si queda alguno.

04. Afeitarme.

05. Bañarme.

06. Comer bien (frutas, vegetales, leche)

07. Beber poco. [a menos que sea vino]

08. Escribir una canción por día.

09. Usar ropa limpia, verme bien.

10. Lustrar zapatos.

11. Cambiar calcetines.

12. Cambiar la ropa de cama con frecuencia.

13. Leer montones de libros buenos.

14. Escuchar mucho la radio. [en aquella época la radio no era la vergüenza que es ahora]

15. Aprender mejor de la gente.

16. Mantener el rancho limpio.

17. No estar sin compañía.

18. Estar alegre.

19. Mantener la máquina de la esperanza funcionando.

20. Soñar bien.

21. Depositar en el banco todo el dinero extra.

22. Ahorrar dinero.

23. Tener compañía pero no desperdiciar tiempo.

24. Enviar dinero a Mary y a los niños.

25. Tocar y cantar bien.

26. Bailar mejor.

27. Ayudar a ganar la guerra, vencer al fascismo. [Aún faltaban casi tres años para el fin de la Segunda Gran Guerra]

28. Amar a mamá.

29. Amar a papá.

30. Amar a Pete. [se refiere a Pete Seeger]

31. Amar a todos.

32. Decidirse.

33. Despertarse y luchar.


La imagen al inicio del post pertenece al ilustrador inglés Matt Pringle. A inicios del 2013 tuvo la buena idea de dibujar cada uno de los propósitos de Woody y publicarlos uno por día en su blog personal, recopilándolas un año después en un libro editado por él mismo (ya agotado). Pueden ver todas pinchando aquí

viernes, 2 de enero de 2015

KIKO AMAT - COSAS QUE HACEN BUM (2007)

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He buscado esta novela desde hace varios años pero cuando la encontré no la leí inmediatamente. Creo que se debió a que forma parte de la biblioteca donde trabajo y la seguridad de tenerla a la mano hizo que me enfoque en otras lecturas. Este libro habla un poco de esas actitudes. De la obsesión por la propia obsesión, de conseguir algo solo para ir a por lo siguiente. En esta su segunda novela Kiko Amat nos habla, sarcásticamente, de sus propias pasiones y mitologías. De sus años de juventud y baile, de amor por los discos, libros, historietas y los trapos más elegantes. La cantidad de referencias y name-dropping que ostenta con orgullo hace que puedas... no! que DEBAS encararlas lápiz y libreta en mano.

Esto es lo que ha venido a llamarse "novela de iniciación". Aquí el protagonista tiene apenas veinte años y consigo debe arrastrar las consecuencias de la muerte de sus padres. Es decir, mudarse de país a una ciudad del extrarradio y la crianza de una abuela anarquista que desde el primer momento se niega a educarlo convencionalmente. Lo que resulta es un adolescente solitario que a sus 16 años ya ha sido futurista, dadaísta, surrealista y situacionista. Listo para enfrentarse al instituto, las mujeres, los demás chicos y la novedad de la capital. ¿Dije "listo"? No nos engañemos. NADA te prepara para las cosas que te suceden por primera vez, y MENOS aún a esa edad. Por ello lo que hace BUM aquí es él, nuestro amigo Pánic Orfila, viviendo experiencias a la velocidad que lo permitan las drogas y las Vespas que roba. Conociendo los mejores discos de soul, nuevos looks, el amor, y la amistad construida a punta de puños y mandadas a la mierda. Su interacción con una pandilla de dandis y el papel que juega en sus actos subversivos es algo que también lo marca para el resto de su vida. Pánic es demasiado listo como para ignorar que todo eso lo está llevando al descalabro físico y emocional. Pero también, lo dijimos antes, es un adolescente lleno de obsesiones.

Uno de los varios puntos fuertes de la novela, junto con el gran sentido del humor y la proliferación de pistas, es el afán por el detalle. No se alarmen, no hay sillas descritas es dos páginas o capítulos narrando un paisaje ni nada por el estilo. Estamos ante un libro con influencias del pulp norteamericano, no ante un ladrillo literario ruso. Aquí adjetivos hay un montón, pero el autor prefiere usarlos para sus desopilantes símiles y la manera en que describe los ropajes de estos chicos y las sensaciones que causan las canciones que escuchan. En lo demás prefiere la acción, el disparar primero y preguntar después. Y eso es un triunfo que muchos escritores olvidan. No hay mejor manera de explicar a un personaje que poniéndolo a hacer cosas. ¿Tu personaje es un maldito loco? Pues no solo digas que lo es, que mejor haga locuras y así nosotros nos daremos cuenta.

La parte final, eso sí, resiente el puntaje final. Es derivativa y tiende a la repetición. Blandengue, en suma. La redención de su final incompleto hace que este bache no estropee la novela.

Quizá por eso Cosas Que Hacen Bum se lee prácticamente de un tirón. No es extraño que una productora española esté trabajando en la versión cinematográfica, cuyo borrador ha contado ya con la aprobación del mismo Kiko Amat. Cuándo estará lista es algo que aún no sabemos. De lo que estamos seguros es de estar ahí en primera fila para verla. O lo que es más real dada nuestras condiciones: seremos los primeros en descargarla.

Cosas que hacen BUM
Kiko Amat, 2007
Anagrama
300 páginas, rústica