Cada día haz un culto nuevo para satisfacer tus asuntos. Así es como empieza éste disco, considerado también por su autor como el mejor que le ayudaron a hacer alguna vez sus compañeros de banda. Y digo 'también' no sólo por nosotros, sino además por todas aquellas listas en las que esta colección de hermosas y semi acústicas canciones figura ocupando lugares relevantes.
El que acabo de comprar (¡gracias, Marcel!) es la re-edición en vinilo de 180 gramos que la americana Matador Records lanzó en el 2007. Más allá del cupón de descarga y de la mejora del sonido, la presentación sería fiel a la originalmente aparecida casi once años antes vía la escocesa Jeepster si no fuera por la extraña ausencia del garabateado zorro en la galleta del lado A. Detalle que, como ven en las fotos, no desluce para nada la belleza visual del álbum.
Un día mis horas libres serán tantas como mis ganas. Ilustraría The Fox In The Snow, mi favorita personal, a manera de los cuentos que un amigo de la infancia tenía porque era hijo único. O de À Bout De Souffle y su larga escena en el dormitorio haría un vídeo para Seeing Other People. Pero echar a girar el álbum es más que eso. Es contemplar la vida a través de historias en las que personas comunes y corrientes parecieran pelear en batallas perdidas de antemano o parecieran salir en búsqueda de aquello que calme su necesidad de paz religiosa y sentimental. Siempre bajo la óptica de alguien que en pocos meses, desde un brillante debut, se revelaba como un autor en el más amplio sentido del término. Y le bastan poco más de cuarenta minutos para demostrarlo. Como diría nuestro detective en jefe: cada condenado poeta de medio tiempo que reúne a sus amigos en un café y les propone hacer algo bonito... empieza aquí.