martes, 24 de abril de 2012

OSVALDO SORIANO - TRISTE, SOLITARIO Y FINAL (1973)

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O «Carrera de caballo, parada de burro», diría mi abuelo (en realidad nunca dijo tal cosa) La contra me llamó mucho la atención: persecuciones y cine de la primera mitad del siglo pasado. Premisa deliciosa en la que un viejo Philip Marlowe (detective creado por Raymond Chandler), a pedido de Stan Laurel, y el mismo escritor Soriano, por interés personal y profesional, indagan acerca del olvido en que cayó el cómico inglés y su amigo Hardy luego de tantos años de éxito. La excusa perfecta para conjeturar acerca de esa hoguera de vanidades que con seguridad fue la edad dorada de Hollywood y enfocar de manera distinta la relación entre cómicos de la época, descubriendo tal vez más de una motivación siniestra propias de la competencia profesional y el dinero. Lástima que esto solo cuente con un par de líneas en toda la novela.

El argumento avanza bien y atrapa, con diálogos ingeniosos y una narración que homenajea las antiguas películas de aventuras. Una suerte de nuevos «gordo y flaco» a regañadientes, sorteando la vida entre armas y golpes. Pero es a partir de la segunda mitad que el autor parece no saber adónde ir. Los protagonistas se encargan de un caso de infidelidad que a fin de cuentas solo los lleva a deambular junto a personajes intrascendentes, casi olvidando su mutuo interés original. Se mantienen los buenos diálogos, las caras conocidas (Martin, Wayne, Farrow, etc) pero la novela pierde dirección. Al final, con la sorpresiva y desaprovechada aparición de un viejo humorista, se la retoma aunque tarde: el libro ha terminado. Cuando el Soriano personaje responde al detective que se interesó por Stan y Oli debido al gran cariño que les tiene desde chico uno piensa que a veces no bastan solo las buenas intenciones.

Triste, Solitario Y Final
Osvaldo Soriano, 1973
Booket, 2008
192 páginas, rústica

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