Esta maravilla de pop barroco y semi sicodélico, grabado en Abbey Road, cumple hoy 50 años. Un LP lleno de bondades y virtudes cuyo único pecado es haber llegado demasiado tarde, algo mortal en una década de avances como los sesenta. Felizmente se le ha revalorizado a través de los años y puesto casi a la par de los clásicos de su generación gracias a su riqueza musical y profundidad temática. A la instrumentación estándar de rock se suman vientos, cintas al revés, flautas, coros a tres voces y en especial todo un arsenal de teclados (desde pianos y armonios a hammonds y mellotrones) para construir un pop por momentos positivo (la carta a una novia en prisión de Care Of Cell 44, la celebración del amor en I Want Her She Wants Me, y de la amistad de Friends Of Mine, la esperanza en el futuro de This Will Be Our Year) pero sobre todo baladas desoladoras (A Rose For Emily, basado en un cuento de William Faulkner), de amor no correspondido (Brief Candles) e infidelidad (Maybe After He's Gone), llenas de melancolía (Beechwood Park) e introspección (Hung Up On A Dream, mi preferida) que no rehúyen denuncias a la guerra (la fantasmagórica Butcher's Tale) y a las subculturas que devienen rápidamente en moda (Changes) Time Of The Season, el hit tardío que llegó al tope de las listas cuando la banda ya no existía, despide el disco con la banda haciendo lo posible por capturar lo mejor de toda una época, esforzándose hasta el inevitable fade out.
En fin, podría hablar de este álbum tanto como las veces que lo he escuchado (y lo he escuchado docenas de veces), como ahora, que gira en el plato mientras escribo esto, pero creo que ha quedado claro. Se trata de un trabajo musicalmente bastante remunerativo, exquisito y gratificante, que además está ligado a lugares, personas y momentos específicos de mi vida sin que por ello haya perdido la capacidad de asombrar y prometer. Y me gusta que cada vez más personas lo conozcan y aprecien, seguramente porque llegué tarde a él (2003) y no quisiera que nadie más lo haga.