martes, 23 de julio de 2013

THE JAM - ALL AROUND THE WORLD [23/07/1977]

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A pesar de formar parte de la oleada punk con un gran LP y single debut, The Jam pronto chocarían con este movimiento. Paul Weller no solo se había agarrado a golpes con el bueno para nada de Sid Viciuos (luego que este se mofara de haber robado el riff de In The City para Holidays In The Sun), quería hacer lo mismo con Mick Jones y el resto de los Clash por dos motivos. El primero, la gira White Riot Tour en mayo del 77 que los Jam abandonaron por sentirse estafados económicamente. El segundo, su negativa a tocar en TOTP aduciendo motivos políticos y comerciales (la BBC se "vengaría" tres años más tarde). Weller los llamó hipócritas, pues desde enero habían firmado un contrato con la multinacional CBS por más de 120 mil libras. El punto más crítico llegó al final de un concierto de los Jam, en la que Weller sacó un ejemplar de Sniffin' Glue y lo quemó frente a un auditorio lleno de punks (entre los que estaban Jones y Strummer) diciendo: "esta es su biblia de mierda".

¿Por qué estaba tan molesto? Porque tan solo en unos pocos meses la movida punk había pasado de "podemos hacerlo todo" a "solo nos interesa esto". La culpa era de los fans y de algunos grupos que alimentaban esa tozudez. A Weller y su banda, por ejemplo, los acusaron de sixties, de revivalistas ("¿cómo diablos voy a ser revivalista si apenas tengo 18 años?"), se burlaron de sus trajes y sus covers de R&B. Weller se sitió decepcionado. Nunca se consideró punk, pero el punk le había servido para avanzar no solo estética y musicalmente (algo que nunca dejó de hacer, siempre desde una perspectiva modernista) sino hasta de manera política (algo que con el tiempo iría más allá de las canciones, fundando una editora de discos, una de libros, y organizando conciertos de recaudación de fondos para sindicatos en huelga) Se había peleado por las mismas razones con Caroline Coon del Melody Maker. Le enfadaba sobremanera, por ejemplo, que solo las bandas de Londres (especialmente las salidas de las escuelas de arte) se consideraran auténticas y a él un advenedizo por ser del extrarradio (en Sounds From The Street, del primer LP, canta: "I know I come from Woking and you say I am a fraud")

Con los meses muchos se unieron a su causa, incluso el mismísimo Mark Perry, editor de Sniffin' Glue, quien mandó a la mierda su propio fanzine y a los punks adocenados y pasó de las letras a la acción formando Alternative TV a fines de julio del 77. Precisamente ese mes, el día sábado 23, los Jam lanzan All Around The World, a medio camino entre el berrinche y la autoconfirmación, llegando directo al puesto 13 de las listas, lo que les vale otra presentación en el Top Of The Pops. Y más fans por todo el país visitando Carnaby Street en busca de los mejores y más elegantes trapos a medida, y prestos a unirse al nuevo ejército mod.



Por todo el país (queremos una nueva dirección)
Yo digo que por toda esta tierra (necesitamos una reacción)
Bueno, debería haber una explosión juvenil (provocando la creación)
Que algo podamos comandar

¿Qué caso tiene decir "destruir"?
Quiero una vida nueva por todas partes

Queremos una dirección (por todo el país)
Quiero una dirección (por toda esta tierra)
Porque ésta es tu última oportunidad

No puedes desechar lo que antes fue
Pero para nosotros hay fundamentos que explorar

Yo digo que alrededor de todo el mundo he buscado lo nuevo
¡La explosión juvenil!

Una nueva dirección
Queremos una reacción
Provocar la creación
¡Buscando lo nuevo!

Alrededor de todo el mundo he buscado lo nuevo
Y lo sabes
Alrededor de todo el mundo he buscado lo nuevo

martes, 16 de julio de 2013

MARÍA TENA - TENEMOS QUE VERNOS (2003)

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Mi chica encontró esta novela abandonada debajo de sucios libros en remate, apilados en una tabla. Qué golpe de suerte comprar una Anagrama por solo tres soles (poco más de un dólar) También lo es que se trate de una novela cuyo argumento no me habría despertado interés, ni finalmente agradado, apenas unos años atrás, cuando las prioridades eran otras y no me rondaban pensamientos como la familia, la pareja y los hijos.

Tenemos que vernos podría ser alguna película mediterránea, de hecho desde el inicio comparten ese mismo tipo de ánimo. Lectura amable, sí, mas no complaciente. Triste a medida que avanza. Todo ocurre alrededor de una editora en jefe que disfruta descubriendo talentos literarios en su país, sintiéndose responsable del prestigio ganado. Es, con seguridad, lo único que tiene parecido a la felicidad. Los hijos están cada vez más a su aire y las diferencias con su marido, esas que al principio le parecían tolerables y hasta atractivas, se han ido acentuando hasta convertirse en tedio cuando están bien y propician la evasión mutua cuando están enfadados. La venta de la editorial y la cercanía al nuevo jefe le disparan preguntas que ambos esposos han evitado durante años, y tratado de cubrir con un bienestar ilusorio que nace en el lugar donde veranean año tras año. Sentimiento que va desgastándose a medida que pasan las estaciones. El libro está dividido en ellas cuatro, partiendo del otoño, más un epílogo donde una confidente propicia nuevas y amargas reflexiones.

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No es una novela perfecta. Siento que tiene algunos errores, como usar el nombre de la protagonista para adjetivar algunos objetos. Las dos únicas voces diferenciadas, la de narradora que finge saberlo todo y las continuas llamadas telefónicas de Clara, se confunden a menudo dándonos una sensación de que María Tena, autora con amplia experiencia en el campo literario, educativo y editorial español, describe al detalle una etapa propia, algo que se empeña en negar (solo a medias) al final del libro, lo que me parece otro error tremendo (el argumento, en realidad, nace de una historia contada por una amiga) Varios personajes no tienen grandes matices y algunas situaciones se desarrollan demasiado pronto o de plano no lo hacen. Con cierta frecuencia también se vale de frases gastadas ("hay recuerdos que no se borran nunca", "la vida es impredecible"). Pero también se las arregla para transmitirnos reflexiones acerca del jalar y ceder que es la vida en pareja; para transmitirnos una sensación de melancolía urbana además de los avatares de la dinámica actual de algunas editoriales (mis partes favoritas); lo curativo de las vacaciones y lo determinante que suele ser la familia y su recuerdo durante la niñez. Lo mejor del libro es cómo va creciendo en Clara el miedo y la incertidumbre, la ilusión y el desengaño, y la manera en que todo ello se relaciona con la edad y las decisiones mal tomadas. El final, eso sí, no es lo sorprendente que asegura la contratapa sino más bien una triste resignación.

No quiero ni tendré una vida así, y este libro me lo recuerda.

Tenemos que vernos
María Tena, 2003
Anagrama, 2003
184 páginas, rústica